“Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué esto para tanta gente? (Jn 6, 9)
Son palabras del apóstol Andrés ante la situación de cómo le iban a dar de comer a tanta gente que los seguía. Jesús se sensibiliza porque mucha gente se quedaría sin comer, pero al observar el gesto de este pequeño hace notar a todos: la importancia del compartir con los demás lo mucho o poco que se tiene. A partir de ahí Jesús da un discurso acerca del Pan de vida, donde ya preparaba a los oyentes acerca del sacramento de la Eucaristía, donde se denomina el alimento y bebida que da vida, una vida plena, que fortalece y se ofrece a la humanidad.
Las palabras de Jesús y sus acciones en la última cena simbolizan su acción profética y liberadora en la que se hace ofrenda a través de su entrega. Por eso la Eucaristía es para ustedes, jóvenes, un alimento que al recibirlo no se lo queden solamente, sino que compartan de ese pan a otros jóvenes que lo necesitan, que sean alimento que da vida, que da fuerza, que robustece, que da alegría.
Así como ese niño compartió sus pescados y panes, tú también haz lo mismo, sé la diferencia en tu realidad en donde vives, no lo olvides, Jesús te acompaña, hoy más que nunca se ocupan jóvenes que muestren el rostro misericordioso de Dios ante tanta incertidumbre que se vive. Para alimentar al mundo se requiere mucho más que asistencialismos; incluso, mucho más que altruismos, se requiere convertirse en don.
Pbro. Sheik Ponce
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