El 28 de octubre de 1816 (a casi 200 años), en una alejada aldea de Les Palais, en Francia, San Marcelino Champagnat, siendo sacerdote marista tuvo, una experiencia que cambió su vida: salió de su Parroquia en La Valla, para asistir, en su lecho de muerte, a un joven de 16 años, llamado Juan Bautista Montagne, quien murió en sus brazos sin antes haber conocido el amor de Dios; en ese instante, tras la angustia e impotencia, el Padre Marcelino decidió fundar a los Hermanos Maristas para la formación integral de niños y jóvenes.
Solidarios con niños y jóvenes
A través del tiempo, con empeño y dedicación, día a día, hermanos y laicos maristas estamos fortaleciendo el sueño de San Marcelino Champagnat de formar “buenos cristianos y buenos ciudadanos”, para lo cual, una de las bases fundamentales es la formación en y para la solidaridad de niños y jóvenes de nuestras comunidades educativas, mediante programas y contenidos específicos para niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato.
Jóvenes en camino
El pasado 28 de octubre de 2014, aniversario del encuentro del Padre Champagnat con el joven Montagne, los maristas del mundo dimos inicio al Año Montagne, el cual coincide con la celebración del Año de la Vida Consagrada en toda la Iglesia. Este primer icono nos acompañará hasta julio de 2015. Será un recuerdo de la importancia y la urgencia de nuestra misión, tan actual hoy como en tiempos del Padre Champagnat.
Inspirados por nuestro fundador, que se desplazó desde La Valla hasta este lugar caminando durante varias horas, también nosotros nos sentimos llamados a ponernos en camino al encuentro de los jóvenes Montagne de hoy, allí donde se encuentran.
En nuestros oídos resuena la insistente llamada del Papa Francisco a salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG, n. 20). En su exhortación apostólica Evangelii gaudium nos dice: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (n. 49).
¿Qué late en tu interior que no te conmueves?
Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo; sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: “¡Dadles vosotros de comer!” (Mc 6, 37).
¿Qué ardía en el corazón del Padre Champagnat en su camino de regreso a La Valla, después de haber encontrado al joven Montagne? ¿Qué latía en su interior que lo llevó a fundar el instituto pocos meses después? Preguntémonos: ¿no es este mismo camino el que ahora estamos llamados a rehacer, dejándonos interpelar profundamente por la situación de los jóvenes Montagne de hoy?
Desde sus inicios y hasta la actualidad, la Comunidad Educativa Marista de Tepic, a través de sus programas de voluntariado y servicio social, sale al encuentro de los más necesitados, colaborando con diversas instituciones y asociaciones que atienden a personas enfermas: niños con cáncer, hermanos migrantes, niños en casas hogar, comedores comunitarios, niños y adolescentes con rezago escolar, así como a familias en situación de extrema pobreza. Deseamos seguir caminando por los caminos de solidaridad, porque creemos que la formación en y para la solidaridad es lo que da congruencia a la vida del cristiano.
Solidaridad Marista Tepic
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