Jubileo Extraordinario de la Misericordia

Tiempo propicio para la Iglesia

 

La misión de Elena Kowalski, conocida actualmente en el mundo como Santa María Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia, sigue dando grandes frutos. La misión de Sor Faustina consiste, en resumen, en recordar una verdad de fe –conocida desde siempre– pero olvidada, sobre el amor misericordioso de Dios al hombre y en transmitir nuevas formas de culto a la divina misericordia, cuya práctica ha de llevar a la renovación religiosa en el espíritu de confianza y misericordia cristianas.

 

Un año de gracia para el creyente

Tras su muerte, el 5 de octubre de 1938, a los 33 años, su obra comienza a dar frutos y en una “interpretación muy personal” considero que este acontecimiento del que seremos testigos el día 8 de diciembre, “el Jubileo Extraordinario de la Misericordia” y del que ya se nos ha hecho la invitación de parte del Papa Francisco, es uno de esos frutos.

Su Santidad ha anunciado la celebración de un jubileo de la misericordia, un Año Santo de la Misericordia, que comenzará el 8 de diciembre de 2015 durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción y terminará el 20 de noviembre de 2016, con la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo. Esta celebración iniciará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.

La celebración de este jubileo se llevará a cabo en el marco del quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. “He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la iglesia”, dijo el Pontífice.

 

Año de júbilo para la Iglesia Universal

Este año el Papa Francisco ha anunciado que la reflexión y misión de la iglesia será la de anunciar la misericordia de Dios. El jubileo puede ser ordinario o extraordinario. La celebración del Año Santo Ordinario acontece en un intervalo de años ya establecido. En cambio, el Año Santo Extraordinario se proclama como celebración de un hecho destacado. El jubileo proclamado por el Papa es un Año Santo Extraordinario.

Desde la Catedral de Roma, la gran Basílica de San Juan de Letrán, hasta las iglesias particulares, estarán directamente comprometidas a vivir este año como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. Como signo visible de la comunión de toda la iglesia.

“…confesaré al Señor”

La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es viator (del latín, viajero o peregrino) un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada. También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación.

Cabe señalar que el primer año jubilar fue convocado en 1300 por el Papa Bonifacio VIII. Se estableció que los siguientes jubileos se conmemoraran cada 25 años, con el objetivo de que cada generación experimente al menos uno en su vida.

El rito inicial del jubileo comienza con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Esta puerta solo se abre durante un Año Santo. La apertura de la puerta significa que se abre un camino extraordinario hacia la salvación. El Papa debe tocar la puerta con un martillo tres veces mientras dice: Aperite mihi portas justitiae, ingressus in eas confitebor Domino (Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor).

 

¿Qué es un jubileo?

La palabra jubileo se inspira en el término hebreo de yobel, que alude al cuerno del cordero que servía como instrumento. Jubileo también tiene una raíz latina, iubilumque representa un grito de alegría.

La celebración del jubileo se origina en el judaísmo. Consistía en una conmemoración de un año sabático que tenía un significado particular. Esta fiesta se realizaba cada 50 años.

La Iglesia Católica  tomó como influencia el jubileo hebreo y le dio un sentido más espiritual. En ese año se da un perdón general, indulgencia (una indulgencia es una remisión extra-sacramental de la pena temporal debida por el pecado que ha sido ya perdonado, remisión que es otorgada por la Iglesia), y se hace un llamado a profundizar la relación con Dios y con el prójimo. Por ello, cada Año Santo es una oportunidad para alimentar la fe y renovar el compromiso de ser un testimonio de Cristo. También es una invitación a la conversión. Es un año en que la iglesia en general profundiza y reflexiona sobre cierto tema en específico.

 

Carlos Eleno García Santana

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Comentarios al autor: (carloseleno.santan@gmail.com)

 

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