“Ya nunca más esclavos, sino hermanos”
Con el título “Ya nunca más esclavos, sino hermanos”, el Papa Francisco convoca y anima a participar en la 48ª Jornada Mundial de la Paz 2015.
La esclavitud es la situación en la cual un individuo está bajo el dominio de otro, perdiendo la capacidad de disponer libremente de sí mismo. El fenómeno de la esclavitud se remonta a las civilizaciones antiguas. Sin embargo, este problema social lo seguimos encontrando frecuentemente en el mundo de hoy.
Recordemos el mensaje de la jornada anterior, el cual estaba dedicado a la fraternidad; decía: “La fraternidad, fundamento y camino para la paz”. En efecto, los seres humanos somos hermanos y hermanas con igualdad de derechos y dignidad debido a que todos somos hijos del mismo Dios.
La esclavitud puede darse de muchas formas. Conocemos la esclavitud de toda la vida, donde hay personas que se creen superiores a las demás y por ese mismo hecho ya hacen esclavos, puede ser por distintas razones: por el color de la piel, por no pensar igual, o por tener distinta religión, o quizás por otras muchas razones.
Reconocer la dignidad del otro da lugar a la paz
La esclavitud hiere mortalmente la fraternidad universal de los seres humanos, por consiguiente, también hiere la paz. La paz tiene lugar cuando el ser humano reconoce que el otro ser humano (prójimo) posee la misma dignidad.
¡La esclavitud es una terrible herida abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, es una gravísima herida en la carne de Cristo! Para combatir la esclavitud es necesario primeramente reconocer la inviolable e imborrable dignidad del ser humano: el ser hijo de Dios. También es necesario mantener inamovible la referencia a la fraternidad; ello requiere superar la desigualdad en cualquiera de sus vertientes.
Combatir la esclavitud hoy
El objetivo de la Jornada Mundial por la Paz es la construcción de una civilización fundada en la igual dignidad de todos los seres humanos, sin discriminación alguna. Para lograr esto, es necesario el compromiso de parte de los ámbitos de la información, de la educación y de la cultura en favor de una sociedad renovada y configurada para la libertad, para la justicia y, por tanto, para la paz.
La Jornada Mundial de la Paz se celebró por primera vez en 1968 bajo el pontificado de Pablo VI, el primer día del año. El mensaje de esta jornada se remite, desde El Vaticano, a las diferentes nunciaturas y cancillerías de todo el mundo, e indica la línea diplomática de la Santa Sede para el año.
Dice el Papa en su comunicado: “Rezo de modo especial para que, respondiendo a nuestra común vocación de colaborar con Dios y con todos los hombres de buena voluntad, en la promoción de la concordia y la paz en el mundo, resistamos a la tentación de comportarnos de un modo indigno de nuestra humanidad”.
No seamos indiferentes ante el sufrimiento y dolor de nuestros hermanos, no seamos partícipes de la globalización y de la indiferencia que afecta a tantos hermanos y hermanas; seamos mejor, artífices de una civilización basada en la solidaridad y la fraternidad, que aliente y dé esperanza a nuestros hermanos, y que los anime a reanudar su camino.
P.T. Víctor Alonso Huerta Palomera
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