Iglesia joven, con frescura

Visita el Papa Francisco a la Iglesia latinoamericana

 

 

El Papa Francisco recién realizó una visita apostólica a Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde reiteró, una vez más, su interés en cuestiones pastorales y evangélicas más que en discusiones políticas y económicas.

 

En Ecuador

En el aeropuerto internacional Mariscal Sucre en Quito, el día de su llegada, en su discurso dijo que venía “como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo”, explicó cómo Ecuador ha sido una nación moldeada por esta fe y lo afirmó mencionando algunos santos de esta nación.

Tras la bienvenida, el Papa viajó a la Nunciatura de Quito, donde pasaría la noche para al día siguiente celebrar la Santa Misa. A pesar del largo viaje, el Santo Padre se tomó un momento para romper con formalismos y salir de la Nunciatura a saludar y bendecir a los fieles que le habían acompañado en el recorrido desde el aeropuerto.

Al día siguiente, Su Santidad realizó una visita breve al Santuario de la Divina Misericordia donde acogió a los fieles que se encontraban en el lugar. Después de la visita, se trasladó al Parque Samanes, donde celebraría Misa al mediodía. Ahí invitó a hacer un itinerario, junto a María dentro de las bodas de Caná, y dio una reflexión acerca de la familia. Por último invitó a los fieles a creer que “el mejor vino está por venir”. Por la noche, el Santo Padre se reunió con el presidente de Ecuador en una plática privada, para después visitar la Catedral de Quito, acompañado de un gran número de fieles.

El tercer día celebró una Eucaristía con más de un millón y medio de personas, ante las cuales declaró que evangelizar “es nuestra revolución –porque nuestra fe siempre es revolucionaria–, ese es nuestro más profundo y constante grito”. Por la tarde visitó la Universidad Pontificia del Ecuador, donde reflexionó acerca de la cultura del descarte y de lo que el medio ambiente nos exige. Por último, en la noche, se reunió con la sociedad civil en el Templo de San Francisco, exhortando a la sociedad en general a que se buscara ser una familia donde se busque el bien común y nadie quede excluido.

En el último día en ese país, Su Santidad sostuvo un encuentro privado con los obispos, con el fin de tener más tranquilidad y apertura. Más tarde, al mediodía visitó la casa de reposo de las Hermanas de la Caridad, donde una vez más demostró su afecto y buen humor. Por último, se trasladó al Santuario del Quinche; ahí sostuvo un encuentro con sacerdotes, religiosos (as) y seminaristas. En ese lugar prefirió improvisar en vez de leer el discurso ya preparado.

En Bolivia

Una vez terminada su visita en Ecuador, el Papa se dirigió a Bolivia. En sus palabras de bienvenida, el Papa Francisco expresó: “Me gustaría alentar la vocación de los discípulos de Cristo a comunicar la alegría del Evangelio, a ser sal de la tierra y luz del mundo”, reiterando una vez más el carácter pastoral de su visita.

Por la noche de ese día, se reunió en la Catedral de la Paz con las autoridades civiles, donde explicó que “la fe es una luz que no encandila; las ideologías encandilan, la fe no encandila, la fe es una luz que no obnubila, sino que alumbra y guía con respeto la conciencia y la historia de cada persona y de cada convivencia humana”.

Al siguiente día, Su Santidad celebró la Santa Misa en la Plaza de Cristo Redentor, que se encontraba ocupada por más de un millón de personas. Ahí, el Papa alentó a vivir siempre en alegría y esperanza. Por la tarde, en el Coliseo Don Bosco, el Santo Padre dio un discurso a sacerdotes y miembros de la Vida Consagrada. Por la noche, sostuvo un encuentro con los movimientos populares de Bolivia, donde exhortó a no caer en la cultura de la indiferencia ante el dolor del hermano.

En su último día en Bolivia, el Papa Francisco visitó la cárcel de Palmasola, considerada la prisión más peligrosa del país. En su discurso, expresó: “El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y así es como me presento. No tengo mucho más para darles u ofrecerles, pero lo que tengo y lo que amo, sí quiero dárselos, sí quiero compartirlo: es Jesús”, e invitó a los presos a no perder la esperanza ante el dolor.

 

En Paraguay

Llegando a Paraguay, se dirigió a la Nunciatura Apostólica. Pero antes hizo una breve, pero emotiva, visita a una cárcel de mujeres. Ahí, Su Santidad intercambió comentarios con las mujeres alentándolas y aconsejándolas. Luego se reunión con el presidente Horacio Cartes y las autoridades del país, en la cual el Santo Padre reconoció el papel de la mujer en la construcción de esa nación y la necesidad de buscar una sociedad que promueva la paz y el bien común.

El Papa continuó con su agenda, y al siguiente día visitó un hospital infantil, donde exhortó a todos a convertirnos como los chicos “alegres, humildes, espontáneos”. Sobre uno de los niños que lo acompañaba y que le dio un fuerte abrazo, el Papa señaló: “Me dice, te regalo mi credencial para que me recuerdes. Eso quiere Jesús, que seamos sencillos como los niños”.

Después realizó una visita a la Fundación San Rafael, donde se atienden personas enfermas de Sida y cáncer. Por la tarde, celebró la Santa Misa, ahí hizo una sencilla y profunda reflexión acerca de María. Concluida la Eucaristía, tuvo un encuentro con los representantes de la sociedad civil, a quienes subrayó: “Las ideologías tienen una relación, o incompleta, o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo… Piensan por el pueblo, pero no dejan pensar al pueblo”, y los invitó a buscar el bien de su patria.

Por último, rezó Vísperas ante obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos; abundó en la importancia de la oración en el servicio cristiano. En su último día en el país, el Santo Padre dirigió unas palabras a los jóvenes: “Hagan lío, pero lío que viene del verdadero encuentro con Jesús”, así como contagiar a sus amistades a través de los medios de comunicación.

De regreso

El Santo Padre arribó el 13 de julio a Roma. Durante el vuelo, como se ha vuelto costumbre, el Papa fue entrevistado por los medios de comunicación, donde aclaró y mencionó cada uno de los puntos que le proponían. Cuando le preguntaron su opinión de la Iglesia de Latinoamérica, respondió: “La Iglesia latinoamericana tiene una gran riqueza. Es una Iglesia joven, y esto es importante. Una Iglesia joven con cierta frescura. También con cierta informalidad. Y también tiene una teología rica de búsqueda. Yo he querido dar ánimo a esta Iglesia joven y creo que puede darnos mucho a nosotros”.

Continuemos en oración por toda la Iglesia y el Papa Francisco, para que sus demás visitas sean fructíferas para la salvación de muchos.

 

Víctor Seefoó

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Comentarios al autor: (seefoo.vic@gmail.com)

 

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