Juan 15, 9-17
Queridos hermanos, Jesús toma un tema muy importante, el tema del amor. El amor es la fuerza, la energía más grande que tenemos, porque Dios es Amor. El mismo San Pablo nos dice que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, y San Juan nos dice que Dios es amor y el que ama conoce a Dios; también deja clara la advertencia: el que no ama, todavía no conoce a Dios.
Todos nosotros anhelamos relacionarnos bien, tener buenos amigos, llevar una relación armoniosa en familia; pero, lo que crea divisiones son fundamentalmente los odios, los malos entendidos, las envidias.
Hoy Jesús nos pone la esencia de unas buenas relaciones interpersonales entre nosotros: el amor. Y nos dice: “Como el Padre me ama así los amo yo, permanezcan en mi amor”. Jesús es el Hijo amado del Padre y, así como el Padre ama a Jesús, Jesús nos ama a nosotros; y Jesús nos hace entrar en esa comunión con Él. Pero también nos exhorta: “lo que les pido es que se amen como yo los he amado”. ¿Y cómo nos ha amado Jesús? Hasta entregar toda su vida. Basta que contemples a Cristo crucificado, mira cuánto te ama, Él entregó la vida por ti, por eso no hay amor más grande que el que da la vida por los demás, el que da lo mejor de sí a los demás. Ojalá comprendamos y vivamos esta experiencia.
¿Quieres ser feliz? Ama. ¿Quieres parecerte a Dios? Ama. ¿Quieres ser como Jesús? Ama.
Y en el amor mutuo, porque amamos y somos amados, y como el amor es mutuo y es sincero, Jesús nos dice que se establece una nueva relación, primero con Él: “ya no los llamo siervos, sino amigos”. Jesús viene a establecer una comunidad de hermanos, de amigos, donde la característica es el amor, el respeto, el buscar siempre el bien de los demás.
Imagínate cómo sería tu familia, cómo sería tu trabajo, cómo sería nuestra universidad, nuestro seminario, cómo sería nuestro estado de Nayarit, nuestra Patria en México, donde todos los mexicanos nos amáramos.
Nos estamos preparando también para las elecciones; yo los invito a que las elecciones no rompan nuestra unidad entre nosotros los mexicanos; vale la pena que cada quien conozca a los candidatos en todos los ramos: a la presidencia, diputados, senadores, presidentes municipales, que conozcan qué persona realmente ama al pueblo y puede entregar su vida por el pueblo.
Elijan, pero al elegir no rompan lo más valioso que tenemos los mexicanos: la unidad y el amor; como decía vale la pena elegir de manera totalmente libre, pero una vez que se dé el resultado hay que conservar siempre la unidad.
Lo que le pedimos al Señor es que llevemos a la práctica que nos amemos los unos a los otros.
La bendición de Dios Omnipotente: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic