Homilía del domingo 27 de mayo de 2018
Mateo 28, 16-20
Queridos hermanos, vamos a celebrar la gran fiesta de nuestro Dios Único en tres personas: la fiesta de la Santísima Trinidad. Hoy quiero decirles que nuestro Dios se fue manifestando en el Antiguo Testamento como el único Dios verdadero, no hay otro, Él es el que nos creó, y creó el cielo y la tierra y no hay ningún otro Dios.
Pero en el Nuevo Testamento Cristo es el que nos va hablando que en el único Dios verdadero hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús nos dice: “cuando oren, digan Padre”. Y nos enseñó esa hermosa oración del Padrenuestro. A Dios hay que llamarle “Padre”, porque Él cuida de nosotros. Después Jesús por sus obras, nos va manifestando que Él es Dios como el Padre: “El Padre está en mí, Yo estoy en el Padre, y el que me ve a mí, ve al Padre”, le decía a Felipe.
Pues bien, Cristo es el Hijo de Dios, es Dios. Y por lo tanto Él realiza las obras del Padre, da vida, resucita, cura muchos enfermos, porque Él es Dios como el Padre. Y luego Jesús después de resucitado les anuncia a sus apóstoles: “No se aparten de Jerusalén hasta que sean revestidos del poder que viene de lo alto”, refiriéndose al Espíritu Santo. Y antes ya les había dicho: “El Espíritu, el Paráclito que mi Padre enviará en mi nombre les enseñará todo”. Entonces Jesús nos habla del Padre, Él que es el Hijo y el Espíritu Santo.
Y hoy en el evangelio escuchamos el encargo de Jesús: “Vayan por todo el mundo y enseñen lo que yo les he enseñado, hagan discípulos míos, bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Sí, queridos hermanos, nuestro Dios es único en tres personas, nuestro Dios es una familia, no es un Dios solitario como nos decía el Papa San Juan Pablo II: “Es una familia, porque en la familia encontramos una comunidad donde hay conocimiento y hay amor, la paternidad tiene relación a la filiación y la filiación a la paternidad, y lo que los une es el amor”. El Padre Dios es el que ama, el Hijo Jesucristo el amado y lo que los une al Padre y al Hijo es el amor: el Espíritu Santo.
Déjame decirte que tú fuiste creado a imagen y semejanza de Dios, por eso en ti ya existe ese vestigio de la Trinidad, cuando tú conoces, cuando tú amas, no de una manera solitaria, sino cuando vives en comunidad, de manera especial en familia, una comunidad que refleja la Trinidad, en una comunidad donde nos conocemos y nos amamos, ese es un signo de nuestro Dios.
Yo te invito a que cada familia sea un reflejo de la Trinidad, el mismo Papa San Juan Pablo II en el documento Novo Millennio Ineunte, nos dice que “la Iglesia es comunión y tiene el encargo de reflejar la comunión de la Trinidad, la unidad de amor y de conocimiento que hay entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”, y así estamos llamados todos a reflejar la comunidad. La Iglesia es la familia de una comunidad en donde cada ser humano es mi hermano; todos somos hijos de Dios, hermanos en Cristo y templos del Espíritu Santo.
Qué grandeza es nuestra Iglesia y lo que el Señor ha querido con nosotros.
¿Te gustaría formar una comunidad en tu familia, donde haya conocimiento y amor? ¿Te gustaría colaborar en esta misión que Jesús nos ha encomendado de enseñar lo que Él nos enseñó? El que dirige la historia es el Señor, vale la pena seguir a Jesús, enseñar lo que Él nos enseñó y también nos dice: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”.
Déjame decirte que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están a tu lado caminando; tú eres templo vivo de Dios; Cristo habita en la Eucaristía, habita en la comunidad, en la Iglesia, habita en nuestros hermanos necesitados, por lo tanto hay que descubrir esa presencia del Señor.
La bendición de Dios Omnipotente: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic