Homilía del domingo 30 de septiembre de 2018
Queridos hermanos, la Palabra del Señor siempre nos trae grandes enseñanzas. Una primera enseñanza es que Dios quiere una vida digna para todos, por eso ha escogido a sus apóstoles y a todos nos llama a transformar este mundo por un mundo mejor, y a los apóstoles también les ha dado poder de expulsar demonios.
Aquí el punto era que hubo uno que también expulsaba demonios en nombre de Jesús, pero no pertenecía a su grupo y Juan le dice: “se lo hemos prohibido”; y entonces Jesús le dice “no se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre que luego sea capaz de hablar mal de mí, todo aquél que no está contra nosotros, está a nuestro favor”.
Muchas veces nosotros quisiéramos ser como los exclusivos, incluso en las parroquias, a veces decimos “es que no es de nuestro grupo” y no nos gusta que a veces alguien toma la iniciativa. Debemos de alegrarnos con cualquier persona, aunque no sea de nuestro grupo, es más, aunque no sea de nuestra religión, con que haya solamente personas de buena voluntad que hacen el bien, es Dio. No se nos olvide que todos fuimos creados a imagen de Dios y en todo ser humano hay un anhelo de hacer el bien. Así que cada vez que veamos personas que aunque no sean de nuestro grupo o de nuestra religión, pero que hagan el bien, debemos de alegrarnos porque Dios está actuando también en ese ser humano, es la obra del Señor que quiere un mundo más humano, un mundo mejor, y estamos llamados todos a colaborar, a expulsar todo lo negativo y a hacer siempre el bien.
Otra enseñanza importante que nos da el Señor es que cualquier obra buena hecha en su nombre, no quedará sin recompensa, ¡cuántas oportunidades tenemos de hacerle el bien a las personas!, sencillo: ayudar a alguien a atravesar la calle, tender la mano, una sonrisa, toda obra buena que hagamos no quedará sin recompensa.
Una tercera idea importante que nos da el Señor es: “cuidado con escandalizar a cualquier persona, pero menos a los niños, a los inocentes a los débiles”. ¿Qué es el escándalo? Es inducir a alguien al mal con nuestro mal ejemplo, pero también, expresamente, inducir a alguien al mal. ¡Ay de aquél que se aproveche de los niños! ¡ay de aquél que se aproveche de los que están minusválidos! ¡ay de aquél que se aproveche de un anciano, de un pobre! Dice Jesús: “más le valdría que lo arrojaran al mar con esas piedras de molino”; por lo tanto reflexionemos, cada uno de nosotros fuimos creados para ayudar, para hacer el bien, no el mal.
Y finalmente Jesús decía: “si alguno de tus miembros es ocasión de pecado, córtatelo”, no físicamente, sino úsalos para hacer el bien.
Reflexionemos: ¿Cómo estoy utilizando mis sentidos? ¿Los utilizo para hacer el bien? Ojalá que así sea.
La bendición de Dios Omnipotente: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic
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XXVI Domingo Ordinario
Números 11, 25-29: “Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta”.
Salmo 18: “Los mandamientos del Señor alegran el corazón”.
Santiago 5, 1-6: “Sus riquezas se han corrompido”.
San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48: “El que no está con nosotros, está a nuestro favor. Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela”.