Homilía del domingo 11 de noviembre de 2018
Queridos hermanos, Jesús siempre nos tiene grandes enseñanzas, hoy nos previene contra la vanagloria, nos pone como ejemplo a una viuda pobre que tiene un corazón rico, nos previene contra la ostentación, contra la vanagloria de los escribas. Ya escuchamos que los escribas son presumidos, gustan de recibir honores y reverencias, en una palabra, utilizan la religión para mostrar su vanagloria, su ostentación, de esta manera su religión es falsa, la utilizan para buscar su propia gloria y explotar a los más débiles, y Jesús lo denuncia: “viven a costa de los débiles, de las viudas, ostentando largos rezos”.
En nuestro tiempo sigue sucediendo lo que San Pablo nos decía, el afán del dinero es la causa de todos los males; muchas veces hasta la religión se puede utilizar pervirtiéndose, cualquier situación o institución que no pone su corazón en el bien de los demás, sino en el dinero, y lo utiliza para vanagloria, ¡cuidado! Ojalá y esos afanes de vanaglorias no pasen en tu corazón, ni en el mío, ni en el de ninguno.
Jesús nos pone como ejemplo a una pobre viuda, viendo cómo en el templo los ricos echaban mucho y la pobre viuda echó dos moneditas, sin embargo Jesús dice: “les aseguro que ella ha echado más que todos, porque los demás echaban lo que les sobra, pero ella ha echado todo lo que tenía. Por lo tanto, en esta mujer viuda y pobre, hay un corazón rico porque ama a Dios, porque comparte y da lo mejor”. Esto es lo más importante en la vida, no dar lo que nos sobra, sino compartir de lo que tenemos.
En estos días y después de la tragedia por el paso del huracán Willa, he visto cómo mucha gente se ha desprendido de lo que tiene, incluso gente pobre que comparte con sus hermanos; ojalá no vayamos a compartir de lo que nos sobra, hay que compartir de lo bueno, de lo que tenemos, de lo nuestro y eso tendrá una gran recompensa.
Hoy, en nuestro tiempo el Señor nos invita a saber ser generosos con nuestros hermanos, ser solidarios, pero también ser solidarios con Dios. No solamente en el dinero. Darle al Señor lo mejor de nuestra vida, no esperar a que ya estemos viejos, en nuestra juventud darle nuestros talentos a Dios y a nuestros hermanos, dar lo mejor que tenemos, de esta manera seremos solidarios y generosos, y evitemos la ostentación y la vanagloria de los escribas.
Pensemos cada uno de nosotros: ¿A quién me parezco, a los escribas, que ostento largos rezos y me aprovecho de los demás, sobre todo de los bienes de los pobres, o me parezco a aquella pobre viuda que tiene un corazón rico, que tiene su confianza en el Señor? Ojalá que sepamos poner y dar lo mejor de nosotros.
La bendición de Dios Omnipotente: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic
XXXII Domingo Ordinario.
I Reyes 17, 10-16: “Con el puñado de harina la viuda hizo un panecillo y se lo llevó a Elías”.
Salmo 145: “El Señor siempre es fiel a su palabra”.
Hebreos 9, 24-28: “Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos”.
San Marcos 12, 38-44: “Esa pobre viuda ha hechado en la alcancía màs que todos”.