Homilía del domingo 14 de octubre de 2018
Queridos hermanos, Jesús siempre tiene grandes enseñanzas; hoy toca un tema muy importante: el tema de las riquezas. Hay una pregunta que le hace un hombre rico: “Señor ¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?”; y el Señor le dice: “cumple los mandamientos”. Esta es la primera lección: ¿Quieres entrar a la vida eterna? Cumple los mandamientos. Son las palabras que Dios ha grabado en tu corazón: no matarás, no robarás, no cometerás adulterio, etcétera. Buscar siempre el bien de los demás. Pero aquél hombre le dice: “todo eso lo he cumplido, ¿qué más me falta?” y entonces el Señor le dice: “vende lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme”, y él se fue triste porque tenía muchos bienes.
Los bienes son un regalo de Dios para todos, por lo tanto, tenemos que compartir lo que tenemos con nuestros hermanos. Dios hizo la creación, todos los bienes para todos sus hijos, por eso es muy importante saber compartir con nuestros hermanos pobres. Si todos compartiéramos dejaría de haber hambre, todos tendríamos oportunidades de educación, de salud.
Jesús nos está recordando que somos hijos y que los bienes son para compartirlos, para hacer el bien. Muchos de los Santos Padres nos indican que precisamente lo que va sobrando es propiedad de los pobres, para promover su desarrollo, así es que si queremos entrar a la vida eterna hay que cumplir los mandamientos y compartir los bienes.
Jesús también nos advierte “qué difícil es para un rico entrar al reino de Dios”, porque pone su corazón en una criatura; los bienes pasan, hasta la vida pasa –nos vamos a morir–; en cambio, el que pone su corazón en Dios no pasa, y Dios le llena su corazón de amor y él sabe vivir bien, y cuando comparte sus bienes y se le multiplican porque sabe compartir.
Finalmente Pedro pregunta: “Señor y nosotros que hemos dejado todo por seguirte ¿cuál va a ser nuestra recompensa?”; y el Señor les dice: “ustedes que dejaron casa, padre y hermanos, recibirán cien veces más aquí en la tierra y después la vida eterna”. Dios nunca se deja ganar, Dios es generoso, si sabemos compartir y entregar a Dios lo mejor de nosotros, Él nos lo multiplica.
La bendición de Dios Omnipotente: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic
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XXVIII Domingo Ordinario.
Sabiduría 7, 7-11: “En comparación con la sabiduría, tuve en nada la riqueza”.
Salmo 89: “Sácianos, Señor, de tu misericordia”.
Hebreos 4, 12-13: “La palabra de Dios descubre los pensamientos e intenciones del corazón”.
San Marcos 10, 17-30: “Ve y vende lo que tienes y sígueme”.