Homilía del domingo 22 de julio de 2018
Marcos 6, 30-34
Queridos hermanos, Jesús siempre tiene cosas muy interesantes que nos va enseñando. Hoy vemos que en el regreso de los Apóstoles, ellos felices porque fueron a predicar, fueron a expulsar demonios y a curar enfermos; le platican lo que ellos realizaron contentos y el Señor toma un detalle muy importante: “vamos a descansar a un lugar solitario”. Pero cuál es la sorpresa, que la gente llegó y cuando Jesús los vio dice la Escritura que “se compadeció porque andaban como ovejas sin pastor”.
Aquí observamos la actitud siempre entrañable de Jesús el Buen Pastor. Jesús no soporta ver sufrir a la gente, a los niños desamparados, por eso cuando ve a la multitud se compadece. Compadecerse es sentir el dolor de las otras personas, amarlos entrañablemente y hacer algo por ellos. Jesús les empieza a enseñar, vemos que Jesús, sobre todo, experimenta que andan como ovejas sin pastor. El pastor es el que cuida y ama a las ovejas y siempre tiene una responsabilidad de dirigente hacia el pueblo.
En nuestros tiempos, todo dirigente, llámese padre de familia, maestro, sacerdote, gobernante, lider sindical, etcétera, tenemos una responsabilidad: velar por el pueblo, cuidar del pueblo.
Cuando las ovejas andan sin pastor, significa todos los niños desamparados, la gente pobre, enferma, los ancianos, donde nadie se preocupa por ellos; y la misión del pastor es dar la vida por aliviar el sufrimiento y ahí todos tenemos una gran responsabilidad. Los malos pastores abandonan, dejan al rebaño y éstos se pierden bajo la hostilidad de los lobos o de los que se aprovechan de ellos, en cambio el pastor los cuida, los protege.
Jesús es ese buen pastor, y por eso Él anuncia: “yo les daré pastores”. Y los pastores debemos de tener la actitud de Jesús: conocer al pueblo, amar al pueblo y dar la vida por el pueblo.
Otro elemento importante que encontramos en este evangelio, es cómo Jesús se preocupa por sus discípulos y les dice: “vamos a un lugar solitario y apartado para que descansen”.
Amigos y amigas, nosotros ciertamente nos afanamos por trabajar, pero también qué importante es el descanso. Desde que Dios nos creó, Él mismo nos dio ejemplo, dice que el séptimo día de la creación Él descansó, y también desde el Antiguo Testamento nos indica que el sábado es el día de descanso; para nosotros los cristianos católicos el día de descanso es el domingo.
Sí, no sólo de trabajo vive el hombre, también necesita disfrutar de la creación, disfrutar de su familia, tener momentos para estar con Dios, estar con su familia, estar consigo mismo y disfrutar de la creación; el descanso también nos hace valorarnos, recuperar energías y alabar y bendecir a Dios.
Hoy en nuestros tiempos qué importante es tener buenos pastores que cuiden de la ovejas; ojalá y que los nuevos gobernantes que hemos elegido lleguen a ser buenos dirigentes, buenos gobernantes, que den la vida, que busquen el bien del pueblo y no sus propios intereses; y así todos los que tenemos alguna responsabilidad de dirigentes, que sepamos ser como Cristo: buenos pastores.
La bendición de Dios Omnipotente: Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic