Un ejemplo de franqueza, humildad y transparencia
Roma, marzo 12 de 2009. El Papa Benedicto XVI decidió explicar personalmente el sentido del levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos lefebvrianos; una medida que tomó el pasado 21 de enero y que ha suscitado numerosas polémicas dentro y fuera de la Iglesia. Para aclarar las cosas, el Pontífice redactó una carta que dirigió a todos los obispos del mundo; situación extraordinaria que ha causado, asimismo, cierta sorpresa.
Franqueza, humildad y transparencia, podrían definir el tono y contenido de este documento de cinco folios, que quizás no sea exagerado calificar como uno de los más significativos de su Pontificado. Su Santidad se dice sorprendido por la vehemencia de algunas polémicas, que transmiten incluso sentimientos de odio. En el texto indica algunos desaciertos de la Curia Romana que se intentará mejorar en el futuro y, sobre todo, explica el alcance, los límites y el sentido profundo de su decisión. Tiene también palabras de agradecimiento para cuantos le han manifestado expresamente su cercanía en este periodo.
Errores y malentendidos
Por lo que se refiere a los errores, el Papa menciona el desconocimiento de las declaraciones negacionistas del holocausto judío por parte de uno de los cuatro obispos, Williamson. Esas opiniones fueron precisamente una de las chispas que incendiaron el caso, dejando tras de sí un cortocircuito que provocó que la medida del Sumo Pontífice llegara distorsionada a la opinión pública, y se interpretara en clave antisemita: “Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias”.
Una invitación a volver a la Iglesia
Otra equivocación, añade el Obispo de Roma, fue el no haber ilustrado de modo “suficientemente claro” qué significaba el levantamiento de la excomunión. En este sentido, el Papa explica que la revocación de la excomunión (una sanción disciplinar) tiene un efecto personal, limitado a los cuatro obispos: significa una nueva invitación a volver a la unidad de la Iglesia. Por lo que se refiere a la Fraternidad de S. Pío X, la institución que agrupa a los seguidores de Lefebvre, el Papa subraya: “Hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia”.
“Una libertad mal interpretada”
El Papa se hace otra pregunta referente a si nos puede dejar indiferentes una comunidad con 491 sacerdotes, 215 seminaristas y millares de fieles. A la vista de las reacciones, Benedicto XVI hace un análisis que refleja certeramente el punto de vista de no pocas noticias y comentarios publicados por la prensa en las últimas semanas. “A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tiene necesidad de un grupo, al menos, con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa–, también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas”.
La misiva concluye con una referencia a San Pablo, que en su carta a los Gálatas advierte sobre un peligro: “Si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente”. El Papa afirma que siempre le pareció una exageración retórica, y en parte lo es. Pero que, “desgraciadamente, este ‘morder y devorar’ existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada”.
Diego Contreras