Gracias a los medios de comunicación, hoy podemos estar al tanto de lo que está pasando en cualquier lugar del mundo y es normal que, teniendo esta información a la mano, queramos hacer uso de ella. Lamentablemente, esta oportunidad, por paradójico que parezca, nos ha ido desconectando de las personas que nos rodean.
Tecnología que acerca y aleja
Una vez leí que es irónico que la tecnología nos está ayudando a acercarnos con quienesviven lejos, pero nos aleja de las personas que tenemos cerca. Y la culpa no es de la tecnología, o no del todo, sino del uso que hacemos de ella. Conocemos personas de otros lugares cuando viajamos, o nuestros amigos se mudan a otra ciudad y queremos seguir en contacto con ellos. Les contamos cómo nos fue en la escuela, les llamamos y mandamos mensajes a todas horas. Con nuestra pareja pasa igual: queremos saber dónde está, con quién y qué está haciendo; contarle cómo nos fue y que sepa qué es lo que opinamos sobre cualquier cuestión. Esto no es algo malo, las personas por naturaleza somos seres sociales y,por tanto, comunicativas. Tampoco es algo bueno cuando absorbe todo nuestro tiempo y dejamos que nos aleje de las personas que, físicamente, están más próximas a nosotros.
Desconectándonos de la familia
¿Quiénes son las personas de las que nos estamos desconectando? Quienes están más próximas a nosotros: nuestra familia. Por diversas circunstancias nos hemos ido desconectando, dejando de comunicarnos con nuestros padres y hermanos. Hablar de cada una de las razones de esto nos llevaría mucho tiempo y espacio, así que nos enfocaremos en la importancia de retomar esta comunicación.
El Papa Francisco en su mensaje para la 49ª Jornada Mundialde las Comunicaciones Sociales, “Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”, nos recuerda:“La familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar.Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista”.
Al nacer nos insertamos en nuestra primera comunidad que es la familia. Gracias a ella, aprendemos a relacionarnos con los demás. Lo que hablamos, no es porque nosotros mismos lo hayamos inventado, es porque otras personas nos lo enseñaron y en la familia tenemos ese primer aprendizaje.
La familia enseña a comunicarnos
Muchas actitudes que tenemos ante la sociedad, las aprendimos en nuestra familia. Cuando se convive en familia, también conocemos nuestras limitaciones y las de los demás; aprendemos en la familia cómo resolver un problema cuando se presenta y a ponernos de acuerdo para cualquier situación; por consiguiente, la familia se puede ver como una escuela donde se enseña a respetar a los demás y a perdonar. Sí, a perdonar, porque es también una forma de comunicación. “Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad”, agrega Su Santidad.
El Papa Francisco concluye diciendo que los medios de comunicación pueden ayudar a fortalecer los lazos familiares, como también a destruirlos. Son destructivos cuando los usamos para aislarnos, para no escuchar lo que nuestros familiares nos quieren comunicar.
Regresemos a comunicarnos con nuestras familias, apaguemos la televisión y dejemos el teléfono a un lado a la hora de la comida. Estos pequeños detalles pueden marcar la diferencia en un mundo que solo busca la comunicación destructiva.
Eneri Camacho
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Comentarios a la autora: (ene.camachoh@gmail.com)