En Compostela Nayarit, la Iglesia está viva

Se dan pasos hacia una pastoral misionera

 

En el marco de la fiesta jurada al Señor de la Misericordia de la Parroquia de Santo Santiago Apóstol, en la histórica ciudad de Compostela, Nayarit, la comunidad ofrendó, ante la impresionante imagen de Jesús crucificado que fuera donada en la época de la Conquista por el emperador Carlos V, el Plan Parroquial de Pastoral.

Con la presencia de 20 presbíteros y el Obispo Emérito, Mons. Alfonso Humberto Robles Cota, quien presidiera la Eucaristía, los integrantes del Equipo Parroquial de Animación Pastoral, en representación de toda la feligresía, principalmente de los agentes de pastoral de todos los grupos, movimientos, asociaciones y comisiones pastorales, entregaron, junto con el párroco Agustín Ibarría y los sacerdotes vicarios Humberto Meda, Maximiliano Oliva y Jorge Luis Correa, la Programación 2015 de la pastoral parroquial a la luz del Plan Diocesano vigente.

Parroquia con larga historia de fe

La señorial Compostela cuenta con una población de 15 mil 991 habitantes predominantemente católicos. Fue sede del primer obispado (diócesis) de la Nueva Galicia en 1548 y años más tarde, en 1560, la sede fue cambiada a Guadalajara a solicitud del primer obispo, don Pedro Gómez de Maraver con la anuencia del Papa Pío I, pero quedándose en la ciudad la escultural imagen de Jesús crucificado denominado “Señor de la Misericordia” que, desde su arribo, conquistó a los lugareños suscitándoles la fe cristiana y a quien después, en el año 1850, el pueblo se encomienda ante Él fervientemente para pedir la desaparición del Cólera morbus, peste que estaba azotándoles y arrebatando muchas vidas.

La peste desapareció milagrosamente, los compostelenses se organizaron para jurarle una fiesta a perpetuidad el primer viernes de diciembre de todos los años venideros, y a 164 años de semejante acontecimiento traumaturgo atribuido a la misericordia del Señor, representada en su artístico Crucificado, los fieles de esta parroquia cumplen y a la vez renuevan su vasallaje a Jesucristo, el Señor de la Misericordia, con peregrinaciones, danzas, cantos y sobre todo la celebración de los sacramentos durante varios días y en diferentes horas desde el amanecer hasta el anochecer. El folklor y los eventos culturales también son parte de los festejos.

 

Proceso bien señalado

Siendo la parroquia muy antigua y con un catolicismo bastante arraigado, militan numerosos laicos en sus grupos, movimientos y asociaciones apostólicas, pero enfrenta los retos que desafían a la Iglesia actualmente en muchos lugares, como la violencia, el bombardeo de la tecnología y sus contenidos principalmente en los medios de comunicación, la secularización y proliferación sectaria, teniendo como origen la minusvaloración de la dignidad humana y el descuido educativo en la familia y, sin duda, en la oferta educativa del sistema imperante en toda la nación que carece de una verdadera formación ética.

La comunidad parroquial está esforzándose por dar el paso de ser una pastoral de conservación a una pastoral eminentemente misionera como lo requiere hoy la Iglesia y lo señala en su Magisterio desde el Concilio Vaticano II, y recientemente la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, impulsado además por la Evangelii gaudium del Papa Francisco. Así lo concluyó la reciente asamblea parroquial anual que se celebra, desde hace dos décadas, en el mes de noviembre, con la participación de un amplio sector de la comunidad.

 

¡Iglesia viva!

En este esfuerzo por ser una Iglesia parroquial que se renueva, es de halagar la programación pastoral 2015, donde convergen algunas de las comisiones que el Plan Diocesano establece… “No tenemos todas las comisiones que se necesitan y se sugieren… pero las que existen están organizadas y apuntan al objetivo de la primera fase”, señaló el párroco al finalizar la Fiesta del Señor de la Misericordia el pasado 5 de diciembre, y calificó esta ofrenda como “sencilla”, pero “la mejor”.

Quiera Dios que en la ejecución de las metas programadas se vaya logrando, en toda la emblemática ciudad, una cultura de paz marcada por el respeto a la dignidad humana y el amor, para que puedan seguir siendo signo de la presencia del Reino proyectando una “Iglesia viva”.

 

Arturo Arana López

 

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