Se está en un mar de contradicciones, el ser humano solamente experimenta pequeños momentos de tranquilidad. El Papa lo sabe y analiza a diario, a través de la información de los medios masivos de comunicación, todos los acontecimientos, y por más distantes que estén son motivo para que el vicario de Cristo atienda y emita su opinión. Sucedió con una serie de disfunciones sociales recientes: hermanos perseguidos, desaparecidos, agredidos físicamente o, en el peor de los casos, a quienes se les ha dado muerte. El apóstol Pablo, en algún momento, expresó: “Puedo todo en Aquel que me da la fuerza”. Es cierto, las personas con problemas pueden repetir estas sabias palabras y sentirán la presencia del Señor.
Hay una parábola contada por Jesús que nos ayuda a entender la importancia de este don. “Un sembrador no logra plantar todas las semillas que arroja, pero estas fructifican. Lo que cae en el camino es comido por los pájaros, lo que cae en el terreno pedregoso y en medio de las zarzas germina, pero rápidamente se seca por el sol o es sofocado por las espinas. Solamente lo que termina en el terreno bueno puede crecer y dar fruto”.
“Todo puedo en Aquel que me da la fuerza”
Desafortunadamente en los últimos años se han extendido la violencia e inseguridad en gran parte del mundo. El Papa Francisco pide unir fortalezas ante lo que llamó “masacres vergonzosas”, las víctimas del Mar Mediterráneo, los mineros fallecidos en Turquía. El vicario de Cristo ha demostrado su preocupación y llama constantemente a mantener la calma, a escuchar el llamado de nuestro Señor y a tener fortaleza, a abrir nuestro entendimiento a los dones que nos proporciona el Espíritu Santo: sabiduría, intelecto y consejo. Me parece importante lo mencionado por el Obispo de Roma: Dios nos sostiene en nuestras debilidades, nos ayuda a sortear las penas diarias, de ahí se deriva la fortaleza, asunto por demás importante para los cristianos.
Todos, por lo general, experimentamos situaciones difíciles a diario, dolorosas y contrarias para nuestra vida, en algunos casos en contra de nuestros seres queridos, amigos o conocidos, y lo sentimos como si fuera a nosotros a quienes nos pasara; llega a tanto nuestra preocupación que oramos por ellos con profunda convicción y tranquilidad para resistir estos embates. Existen también momentos difíciles y situaciones extremas durante las cuales el don de la fortaleza se manifiesta de manera ejemplar y extraordinaria: es el caso de aquellos que deben enfrentar experiencias particularmente duras y dolorosas que descompaginan sus vidas y las de sus seres queridos. La Iglesia resplandece con el testimonio de tantos hermanos y hermanas que no dudaron en dar su propia vida para ser fieles al Señor y a su Evangelio. También hoy no faltan cristianos que en tantos lugares del mundo siguen celebrando y dando testimonio de su fe, con profunda convicción y serenidad, y resisten a pesar de que saben que les puede tocar pagar un precio más alto.
Considero muy importante no desanimarnos ante los embates negativos, porque son pruebas de la vida, no desanimarnos; invoquemos al Espíritu Santo para que nos provea del don de la fortaleza y logremos aliviar nuestro corazón, apartarlo del sufrimiento, de la fatiga y de la pereza o del desaliento; es importante seguir los señalamientos y hacer caso cuando el Papa pide fortaleza.
Mtro. Luis Ignacio Zúñiga Bobadilla
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