La relación profesor–alumnos nutriente y la relación profesor-alumnos tóxica serán los temas que abordaremos en esta ocasión. ¿De qué manera se relaciona esto con la vida en el hogar? En la escuela no solo tomamos los conocimientos e información que se nos da para los exámenes, sino que aprendemos también actitudes: valores-antivalores, fraternidad-discordia, cooperación-competencia, rectitud-corrupción, lealtad-engaño, respeto-burla. El lugar primordial para aprender y vivir los valores en las virtudes es el hogar, si aquí tienen buen cimiento, por medio del ejemplo de una vida honorable de los padres, los hijos podrán ir al mundo protegidos por un amor que difícilmente se encuentra en la vida exterior; si en casa no se ha amado bien a los hijos, estos salen desprotegidos y vulnerables al desamor y las actitudes negativas.
Primeras experiencias en la escuela
¿Cómo fue para ti la experiencia de entrar al kínder? Algunos lo vivieron con la alegría de conocer amigos y divertirse, como papá y mamá les dijeron para convencerlos de que estarían bien; pero una vez ahí no pocos niños, entusiasmados en creer en un mundo fraterno, se encontraron con la realidad de compañeros con actitudes negativas (reflejo de su vida familiar) y maestros de mal carácter; también encontraron a otros niños con buenas actitudes (reflejo de su vida familiar) y a maestros nutrientes en el cariño, la comprensión y la alegría. Lo más doloroso desde esos primeros encuentros con el mundo, en el medio educativo, fueron las decepciones de aquel aparente buen amigo que en realidad era enemigo encubierto, o el maestro hipócrita que aparentó mucho cariño y después desahogó sus frustraciones, mostrando su máscara a los padres de familia de ser un maestro con verdadera vocación.
Es un paso muy importante el salir de casa e iniciar la vida estudiantil; para algunos ir al kínder, la primaria, la secundaría y la preparatoria fueron experiencias divertidas y para otros, un tormento.
¿Es importante la imagen del profesor?
Los tiempos han cambiado; anteriormente las imágenes de autoridad lo eran, existía un respeto ante los profesores y su saber. Hoy se ha promovido mucho la falta de respeto a las imágenes de autoridad, existen muchas caricaturas, películas, series de televisión, programas “cómicos” en los que se ridiculiza al padre de familia, al maestro, al policía y al sacerdote. Junto con esto se hace mucho mas alboroto por las fallas de estas imágenes de autoridad que por sus aciertos. La pregunta es, ¿con qué fin se desvirtúa la imagen y el respeto a la autoridad?
Es obvio que cada vez más niños y jóvenes han absorbido estos mensajes, promovidos por los medios de comunicación, solo basta escuchar cómo se expresan y se manifiestan ante sus padres, maestros y sacerdotes. Esto no se ha dado fortuitamente, pues es global… ¡Qué fácil se ha ido cambiando las buenas actitudes de respeto por las actitudes de discordia! Y continuamos haciendo más ricos y poderosos a los promotores de todo ese tipo de programas; es más, nos llagamos a hacer promotores de sus seducciones… ¿Te ríes cuando alguien se cae?, ¿ves a tus padres como obsoletos?, ¿piensas que el maestro es solo un empleado más?
“Para educar debemos amar”
Esta situación nos lleva a un verdadero reto: ver y promover las bondades de la imagen de autoridad y diferenciarla de la autoritaria. El profesor que es autoridad lo es por su conocimiento intelectual, pero más por su sabiduría; esto es, su alegría de vivir, la rectitud de su comportamiento, la honorabilidad en sus acciones, el trato cordial y fraterno con los alumnos. ¡Cuánto ayuda en la vida haber tenido un profesor honorable… lleno de autoridad! Te promueve el amor por el conocimiento, te hace creer en la relación humana, fortalece la autoestima, promueve el desarrollo de tu potencial, te invita a mejorar nuestro mundo, su existencia es prueba viva del amor que Dios tiene por los niños y jóvenes… Como recomienda San Marcelino Champagnat a los profesores, “para educar a los niños hay que amarlos”. San Juan Bosco menciona, “para trabajar con éxito, téngase caridad en el corazón y paciencia en la ejecución”, “los jóvenes no solamente deben ser amados, sino que deben notar que se les ama”, “la dulzura al hablar, al actuar, al avisar, lo consigue todo y gana a todos”, “la educación es cosa del corazón y solo Dios es su dueño y nosotros no podremos triunfar en nada si Dios no nos enseña el arte de ganarnos los corazones y nos pone en la mano la llave”.
¡Gracias! a todos los profesores que nos enseñaron con verdadera autoridad, conocimiento, actitud, honorabilidad, cordialidad y amor. ¡Gracias! a todos los profesores que actualmente son testimonio de vida virtuosa, aún yendo a contra corriente en una cultura llena de antivalores… son guerreros de Dios.
Maestro autoritario no educa
Ahora reflexionemos sobre el maestro autoritario, persona busca imponer su ley, el generar temor en sus alumnos lo hace sentir con el poder en sus manos y así maneja, doblega y manipula al estudiante y al grupo, lo que interpreta como disciplina y respeto. Ante esta situación se han levantado muchos alumnos pidiendo respeto y justicia… muchos han reprobado la materia, otros han sido expulsados, ¿será esto parte de la enseñanza para una vida social futura?, ¿qué se aprende con un maestro autoritario? La materia que imparte con aversión a la misma, abstenerse de preguntar, no dar opiniones personales diferentes al dictador, dejar de ser creativo y solo repetir lo que se indica, el poder solo pertenece al profesor; hacer alianzas con compañeros es sanción segura, el liderazgo nada más es permitido mientras sirva a los deseos del profesor, de lo contrario el estudiante podría ser incluso expulsado; los afectos y la expresión de los mismos serán autorizados solo por el profesor, él es quien dice qué se puede sentir y expresar, y lo que no. Todo lo anterior y más cosas son parte del aprendizaje o más bien adiestramiento que se vive ante un profesor autoritario y peor aún cuando los mismos padres de familia exigen al hijo ser sumiso ante esta situación.
Autoridad o autoritarismo
¿Será entonces prudente que ya no exista la imagen de autoridad? ¡Nunca debe de faltar la imagen de autoridad, pues es fuente de sabiduría y virtudes! Lo que no debe de existir es el autoritarismo. Sin embargo, se ha estado promoviendo, a nivel mundial, la idea de que las jerarquías no son buenas, con el argumento de que todos somos iguales; y en verdad todos somos iguales en nuestro valor como personas, pero en el camino del saber, el desarrollo personal y comunitario, el tener un guía experto es necesario. Emma Godoy recomienda que los guías en casa, en las escuelas y en todos los puestos de autoridad deberían ser personas sabias y virtuosas. En una ocasión le hacía la siguiente reflexión a un joven, ¿qué piensas de las tradiciones orientales en las que los jóvenes ven a la persona de avanzada edad como honorables (venerable anciano)? y ¿por qué los jóvenes de nuestra cultura no ven a las personas mayores como honorables? Su respuesta nos hace reflexionar a todos: “En nuestra cultura los adultos y las personas mayores ¿qué tienen de honorable? La mayoría son alcohólicos, infieles, prepotentes, frustrados, de mal carácter, chismosos y envidiosos”.
Ante todo esto me permito hacer la siguiente diferenciación: el profesor es el que transmite información y conocimientos, el maestro es el que transmite información, conocimientos, sabiduría y virtudes, siendo testimonio de lo que enseña y predica.
Aprendamos todos de nuestro maestro Jesús, a ser buenos discípulos y maestros.
Víctor Manuel Torres Monárrez
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