¡El eterno compañero del hombre: el tiempo!

 

En la vida cotidiana, en su trabajo, conforme va adquiriendo la experiencia de conocer a otras personas y en todos los aspectos de la vida el hombre habla del tiempo. Más aún, andamos por la vida aprisa, sin disfrutar nuestros días, sin disfrutar al otro y nos cuestionamos ¿por qué? No hemos hecho esto o aquello, y es muy común escuchar la expresión: “¡Me hace falta tiempo!”

 

Pero…  ¿qué es el tiempo?

Esa magnitud física que escapa de las leyes de la definición. Ha intrigado la mente de filósofos, metafísicos, científicos y astrónomos a lo largo de la historia. Todos creemos conocer el tiempo, pues en la vida cotidiana lo medimos, lo manipulamos según nuestros quehaceres, hablamos de él, hacemos previsiones e incluso hacemos distinción entre presente, pasado y futuro; sin embargo, nada hay tan complejo y paradójico como su naturaleza.

El tiempo verdadero es duración de algo que cambia, y ese algo es la conciencia, la vida interior del sujeto, de la persona. Es por eso que aquí aplicaríamos una de las definiciones de Aristóteles respecto al tiempo: “La numeración o cuenta delmovimiento según un antes y un después”. Tratando de profundizar en esta definición podemos decir que aquél que lleva a cabo el movimiento es el hombre y lo que cambia es la conciencia, la vida interior, la persona misma.

 

El hombre se construye

Martin Heidegger, uno de los grandes filósofos que más ha profundizado en este tema, en su obra Ser y tiempo analiza y reflexiona sobre la existencia-vida del hombre en el mundo, al que llama Dasein o literalmente “Ser ahí”, y este concepto indica el hecho de que le hombre está, vive “situado” de manera dinámica. Es decir, el modo, del poder ser. Esto implica que el hombre “no es un ser acabado”, sino un ser incompleto e inacabado que tiene que hacer y proyectar su vida, es un ser que siempre está buscando autrotrascenderse; el Dasein es el hombre, es el hombre en acción-activo.

Pero el Dasein, este “estar en el mundo-arrojado en el mundo”, se lleva a cabo en el tiempo, en la temporalidad, en la historia; por tanto, el tiempo para Heidegger es la estructura fundamental del Dasein que constituye su ser, es el horizonte de la comprensión del ser.

El tiempo es comprendido como una secuencia, como el “fluir” de los ahoras, como el curso del tiempo. Los ahoras pasan, y una vez que han pasado conforman “el pasado”. Los ahoras vienen, y al hacerlo, circunscriben el “porvenir”. Y por eso, ya el propio Platón, desde esta perspectiva del tiempo como la secuencia de los ahoras que vienen y se van, se vio forzado a llamar al tiempo “la imagen de la eternidad”.

 

El presente, experiencia instantánea

Es evidente que el tiempo no es un concepto unívoco ni tiene el mismo sentido si lo aplicamos al mundo o al hombre. El tiempo del mundo y el tiempo del hombre. El primero es un tiempo medible, objetivo y cosmológico. El segundo es un tiempo medido, subjetivo y antropológico.

Disponemos de instrumentos –calendarios, relojes– que nos permiten medir con facilidad el tiempo del mundo. Pero carecemos de procedimientos que nos permitan expresar la experiencia humana del tiempo, porque esta experiencia es distinta, plural y siempre cambiante.

Podemos descubrir que el pasado ha sido, pero ya no es; el futuro será, pero aún no es; solo el presente es, aunque su modo de ser es instantáneo y fugaz, porque muy pronto deja de ser.

 

Disfrutarnos y disfrutar al otro

A pesar de todo, considero que lo importante de estar en el tiempo, a propósito de haber despedido el año 2014 y recibir 2015, es el proyectar, el hacer un alto en nuestras vidas y ver cómo disfrutamos el momento presente, si lo es con nuestras familias, con los demás, viviendo apasionadamente, disfrutando de la existencia, disfrutando de nosotros mismos. O si es todo lo contrario, si somos de los que vivimos aprisa, sin disfrutar, sin aprovechar el tiempo en las cosas que verdaderamente valen la pena.

Ya que, como dice el mismo Heidegger: “Lo que nos lleva a vivir una vida auténtica, lo que nos lleva a vivir esta vida con responsabilidad es que somos el ser para la muerte”. Es decir, lo que tenemos que tener bien en claro siempre es que vamos a morir, y aunque pensar en eso nos ocasiona angustia, es la verdad absoluta que nos lleva a disfrutar nuestro tiempo, nuestra vida, a disfrutar la existencia del otro.

 

Carlos García

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Comentarios al autor: (carloseleno.santan@gmail.com)

 

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