El amor del Señor

 

Los últimos acontecimientos agresivos en varias partes del mundo permiten distinguir una época de enormes contrastes que lleva a los gobiernos a exigir un alto en el camino para reflexionar a fondo sobre todos los procesos equivocados que han emanado para dañar, en lugar de construir.

Las bases de valor cristiano, debe ser suficientemente abastecido por elementos que permitan visualizar el enorme potencial que cada ser humano tiene, haciéndose necesario fortalecerlo con el fin de conformar una sociedad más ética, mucho más plena y de reconversiones constantes, alejada de las crisis y conflictos innecesarios.

 

Sembrar esperanza

Deseo contribuir en la construcción de una identidad humana plena de conciencia frente a los sucesos más importantes en el ámbito de la religión en el orden mundial, lo acontecido en Francia, Medio Oriente, y los focos rojos en España, en Alemania e Inglaterra exigen replantear y continuar con mayor fuerza la obra evangelizadora de la Iglesia Católica, transmitir valores y celebrar su realización en las acciones generosas del ser humano.

Orientar hacia una vida espiritual mejor, ahora que estamos iniciando un nuevo año. Llegaron con él nuevos retos, temores, angustias o preocupaciones y, en casos extremos, tragedias inexplicables. Nuestras preguntas son: ¿qué sucederá?, ¿tendremos la oportunidad de sobrevivir o librarnos de tal o cual escenario de peligro? Son situaciones que buscarán mantenernos en una esfera de temeridad. No negaremos los problemas, generaremos esperanzas fincadas en la capacidad que Dios nos permitió para sobreponernos a los embates continuos. Por supuesto, no emitiré certezas en ningún sentido que no sea el señalado por el Papa Francisco, al comparar los últimos acontecimientos violentos:

La trágica masacre que ha tenido lugar en París estos últimos días; Oriente Medio, “la amada tierra de Jesús” a la que, dijo el Pontífice, “no nos cansaremos nunca de desear la paz”; los conflictos en Siria e Iraq, a causa de la propagación del terrorismo de carácter fundamentalista;  Nigeria, donde no cesa la violencia y crece el trágico fenómeno de los secuestros; en Libia, o la dramática situación de la República Centroafricana, Sri Lanka y otros territorios del mundo a los que el Vicario de Cristo ha deseado que gobiernos y comunidad internacional lleguen a un compromiso común para que se ponga fin a todo tipo de lucha, de odio y violencia.

Llenar nuestro corazón de amor

Falta una evangelización más profunda que genere cambios en las personas y en la sociedad; duelen las divisiones entre los mismos creyentes; aumenta la secularización y la dictadura del relativismo. Podríamos incrementar la lista, como acostumbran quienes solo ven lo negativo, acusan a medio mundo y con ello se sienten satisfechos. Roguemos al Señor para que estar vigilantes ante su presencia, para que oigamos cómo Él llama, de manera callada pero insistente, a la puerta de nuestro ser y de nuestro querer, con el único fin de ser realmente humanistas y amar a nuestro prójimo.

Como ha dicho el Papa Francisco: “Tratemos de construir una sociedad y una economía en las que el hombre y su bien, y no el dinero, sean el centro”. Demos tiempo a Dios, dejemos que entre en nuestro corazón, porque pareciera que no nos queremos a nosotros mismos. Experimentemos la felicidad: en este año 2015 cambiar la actitud irreflexiva será la fórmula, con mejores intenciones y llenar nuestro corazón de amor y no de violencia, alejémosla y dejemos entrar el amor del Señor.

 

Mtro. Luis Ignacio Zúñiga Bobadilla

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Comentarios al autor: (direccion.vallarta@univa.mx)

 

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