Otra moda que “acomoda” a los jóvenes
Para que alguna tendencia en la conducta u objeto tecnológico de reciente hechura se convierta en poco tiempo en moda, basta que se popularice entre la juventud; de ahí a su estatus progresista, a la categoría de “lo más nuevo”, lo “in”, no hay más que un paso. Esto ha sucedido con la ebriorexia o alcohorexia –en inglés, drunkorexia–, cuyos primeros casos fueron reportados apenas en los últimos meses del año pasado en Estados Unidos, y hoy ya se cuentan algunos más en otros países, incluido México.
Tres conceptos en uno
Con la sumatoria de la bulimia, la anorexia y el alcoholismo se ha dado origen a la explosiva ebriorexia, cuyas consecuencias físicas son de alto impacto en la salud de quien la padece. Los trastornos alimenticios, de suyo dañinos física y psicológicamente, vienen a agudizarse con la ingesta de grandes cantidades de alcohol. No se prueba bocado por mucho tiempo, y a fin de compensar la necesaria ingesta de calorías que el cuerpo demanda se bebe alcohol en exceso, y al final sobreviene el vómito intencionadamente.
Se trata de una complicada manifestación del cuerpo que, con el único interés de lucir lo mejor posible –leáse delgado: estética de la apariencia– da cauce a procesos físicos que desechen todo lo ingerido, sin importar lo que ello puede acarrear al desarrollo fisiológico normal. Al fin que de lo que se trata, para los ebrioréxicos, es de lograr la aceptación de los demás por medio de todo tipo de argucias, dejando de lado una mejor calidad de vida.
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La fórmula para la veloz expansión de la ebriorexia no es, como quizás podría pensarse, fruto de complicadas estrategias mercadológicas, sino de la explotación de los tópicos más “progresistas” que abanderan a las sociedades contemporáneas: comer bien y poco –que supone alimentos bajos en grasas y azúcares–, verse bien –no importa lo interno, sino lo que se proyecta– y el consumo de alcohol. Estos tres hábitos conjugados y llevados al extremo, dan como resultado una nueva manera de “ser” y “actuar”.
Se carece de numeralia certera
Por su reciente aparición aún no se cuenta con datos oficiales respecto al número de ebrioréxicos, y clasificaciones por grupos bien diferenciados, posición económica, entre otros; sin embargo, sí se tiene la seguridad de que quienes más la acusan son mujeres que van de los 18 a los 30 años, que se ubican preponderantemente en el nivel universitario. Esto, no obstante, no descarta al género masculino.
El asunto psicológico
Es indudable que en la ebriorexia el lado psicológico guarda un papel importante. Si se parte de que la anorexia implica una deficiencia en la percepción de su persona –de minusvaloración–, y si a esto se le añade que el alcohol es un agente depresor, se puede resumir que los ebrioréxicos intentan elevar sus niveles de autoestima mediante lo que proyectan a los demás, sin considerar que de ese modo, al contrario de su interés, se desvalorizan marcadamente y adquieren un vicio por querer dejar otro.
Se ha sabido de casos en que algunas ebrioréxicas sustituyen el alcohol por drogas, lo que presenta otro cuadro de trastornos y consecuencias.
Juan Fernando Covarrubias Pérez