(Mt 24,37-44)
Queridos hermanos, iniciamos un nuevo año litúrgico con el Adviento. La palabra Adviento significa venida, llegada; el Señor va a venir y por eso todos nos vamos a preparar para recibirlo en esta Navidad.
Podemos hablar de tres venidas: la primera, ya vino el Señor, nació en Belén; la segunda venida: vendrá al final de la historia, al final de los tiempos; y la tercera es la que nos toca en este momento; cada vez que nos reunimos en este tiempo el Señor viene, en la Navidad va a venir y quiere llegar a tu corazón, a tu familia. ¿Estarías dispuesto a prepararte? Pues bien, el Adviento nos habla de un tiempo de espera, un tiempo de esperanza.
Todos anhelamos una vida mejor, otro mundo es posible, ¿quién no anhela que en México ya no hubiera narcotráfico, violencia? Quisiéramos que hubiera unidad entre todos los mexicanos, que no hubiera confrontaciones sino unidad entre todos; el Señor viene a establecer entre nosotros la unidad, por eso hay que esperarlo con gozo. También el profeta Isaías nos va a decir que el Señor va a venir y nos va a instruir en sus caminos, en lo que nos hace bien, es más, Él viene a cambiar como Juez nuestros corazones para que dejemos de un lado las espadas y se forjen arados; no necesitamos armas para destruir, necesitamos fuentes de trabajo para vivir dignamente.
San Pablo también nos recuerda que es hora de que despertemos; la noche está avanzada, se acerca el día, va a venir el Señor, por eso hay que comportarnos honestamente. Nada de comilonas, nada de borracheras, ni lujuria, ni desenfreno, ni envidias, ni pleitos, más bien hay que revestirnos de Jesús.
Yo te invito en este tiempo de Adviento a iniciar una etapa nueva, cada uno en nuestra propia vida, en nuestra familia. Otro mundo es posible y es posible porque el Señor viene a nosotros, a llenarnos de su luz, de su amor, de su paz, y hay que prepararnos para que esta Navidad sea un verdadero encuentro con el Señor. ¿Te gustaría colaborar con Él, estar preparado y despierto cuando el Señor venga?
La bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic