Disolución de Luz y Fuerza del Centro

Más que un duro golpe al sindicalismo mexicano

El pasado 10 de octubre el Presidente de la República Mexicana, Felipe Calderón Hinojosa, por medio de un decreto y con un mensaje a la nación, disolvió la empresa pública Luz y Fuerza del Centro, que proporcionaba el servicio eléctrico en el Distrito Federal y otros estados del centro del país.

Esta resolución puede verse desde varios puntos de vista, pero destaca el político, tomando en cuenta el mensaje que transmite a la nación: el Estado sigue teniendo un poder y fuerza sin medidas, que puede hacer valer su voluntad al disolver una empresa pública, incluso a pesar de contar con un poderoso sindicato.

Les bajan el switch

Mientras había festejos multitudinarios en el Ángel de la Independencia por el triunfo de la Selección Mexicana de futbol, por el pase al mundial de Sudáfrica del próximo año, se preparaba la entrada de la Policía Federal a las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, para hacer cumplir la orden de disolución que dictó el Presidente Calderón.

El mensaje del mandatario, entre otras cosas, decía: “Desde su creación, el organismo descentralizado no ha cesado de recibir transferencias presupuestarias cuantiosas, las cuales lejos de disminuir se han visto incrementadas en los últimos años; basta señalar que de 2001 a 2008, tales transferencias se incrementaron en más de 200 por ciento y que para el presente ejercicio dichas transferencias serán del orden de 41 mil 945 millones de pesos; de continuar el mismo comportamiento se estima que podría alcanzar un total de 300 mil millones de pesos durante la presente administración”. Además, “los costos de Luz y Fuerza del Centro casi duplican a sus ingresos por ventas; de 2003 a 2008 registró ingresos por ventas de 235 mil 738 millones de pesos, mientras que sus costos fueron 433 mil 290 millones de pesos”.

Por lo tanto: “los resultados que ha reportado Luz y Fuerza del Centro son notablemente inferiores respecto de empresas u organismos que prestan el mismo servicio a nivel internacional, inclusive respecto de los que ha reportado la Comisión Federal de Electricidad”.

En el discurso presidencial se incluyó la corrupción al interior de la empresa: gente que cobra sin trabajar, servicios de pésima calidad, cobros excesivos; es decir, se informó sobre la mala calidad que tenía la empresa y la necesidad de desaparecerla.

La fuerza sindical

El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) estaba pasando por un problema interno cuando se da la disolución de la empresa, por la falta de reconocimiento de la dirigencia general.

Los sindicatos nacieron como defensa de los trabajadores en contra de los patrones que los tenían en situaciones de extrema pobreza y, en muchos casos, casi de esclavitud. Sindicatos como el aludido, en su origen tenían la intención de salvaguardar al trabajador y sus derechos, y en esta lucha consiguieron muchos beneficios para sus agremiados, que son válidos totalmente. Sin embargo, poco a poco empezó a ser una carga para el erario público, debido a las exigencias por beneficios para los agremiados, cada vez más grandes; el gobierno se los otorgó (aquí ya existe una culpa compartida), pero el servicio seguía siendo de mala calidad.

Se ha dicho mucho de los beneficios a los agremiados del SME, pero en este momento, al quedarse sin trabajo, se han dado muestras de inconformidad que han traído consecuencias para los habitantes de la Ciudad de México.

Continuando con el discurso del presidente, ¿qué empresa pública sigue, PEMEX, CFE o el Sindicato de los Maestros? Por supuesto que no. Es necesario, entonces, que la administración pública se modernice, que los servidores públicos sean más eficientes, que se ponga atención a las finanzas de cada dependencia y los beneficios que se proporcionan a cada sindicato, para no pasar por la misma situación. Pero esta labor no es exclusiva del gobierno, nos toca a todos los ciudadanos estar al pendiente de lo que pasa en las instituciones o empresas públicas, porque son nuestras.

La fuerza de la sociedad organizada 

En muchas ocasiones, cuando acontecen este tipo de problemas, decimos que toda la responsabilidad la tiene el gobierno por malgastar el dinero, por no cuidar el aporte monetario que hacemos por medio de nuestros impuestos, de la corrupción, entre otros factores; es necesario, sin embargo, darnos cuenta que la sociedad organizada es indispensable para contribuir al cuidado de los bienes de la nación, que al final de cuentas son nuestros.

La corrupción, los gastos de más en el gobierno son muchas veces propiciados por nosotros mismos al querer sacar provecho personal; este tipo de cosas nos lastiman a todos, por ello, debemos ser conscientes de la necesidad que tenemos de las buenas acciones dentro de la sociedad. Hacen falta mexicanos comprometidos con la nación, con los demás y con nosotros mismos. El Estado es fuerte, pero la sociedad organizada lo es más.

Buscar el bien común y la paz es primordial para una sociedad que intenta ser democrática, como la nuestra.

Luis Julián Marín Velázquez

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Comentarios al autor: ( marin@lasenda.info )

 

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