Despenalizar la mariguana: Paraíso de libre circulación de droga

Desde hace tiempo se ha impulsado, desde distintos frentes, la legalización del uso de la mariguana en nuestro país. El senador René Arce, del Partido de la Revolución Democrática, revivió el tema en las últimas semanas del año pasado, al lanzar una iniciativa que pretende la legalización de la mariguana como una medida para abatir la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado. Esto, de entrada, suena prometedor, pero hay que ver con detenimiento lo que hay de fondo.


¿La anhelada solución al tráfico y consumo?
México es un país sacudido. Es el escenario de una larga lucha fratricida y encarnizada entre bandas del crimen organizado y las fuerzas públicas. A ratos da la impresión de que “los malos” están ganando la batalla. Nuestra nación está siendo desgarrada, es un rehén de las poderosas bandas delictivas que, a medida que se les desarticula y desmiembra, pareciera que se multiplican con más vigor y repelen los ataques con más reciedumbre.

La legalización o no de la mariguana, entonces, no es un tema menor, máxime si se considera que el control del país está siendo disputado a punta de balazos y reguero de muertos. Los llamados “capos” o “jefes” de los carteles (bandas de narcotraficantes y asesinos) responden con más dureza y enseñamiento a cada intento por capturarlos. Así, la inseguridad cada día se agudiza más y más, y hoy ya no es noticia que haya quienes pretendan irse a vivir al extranjero o negarse a salir de sus hogares. El país como casa ha perdido toda sensación de seguridad, de fortaleza, de lugar de origen y arraigo. Hoy puede más el temor.

Una cuestión que desata la polémica
Como una medida, quizá desesperada, para reducir los altos índices delincuenciales y disminuir el poder de quienes se empeñan en desestabilizar el país, la despenalización de la mariguana tiene numerosos simpatizantes, pero quizá igual número de detractores. Se ha desatado una guerra de argumentos de un lado y de otro. Las posiciones, y no es para menos, se han radicalizado al punto de que quienes están en favor de la despenalización ven ésta como la anhelada solución para acabar con todas las lacras que asolan el territorio mexicano; del lado de enfrente se pregona que, antes de aprobar o desaprobar la moción, hay que mirar hacia otros lugares del mundo donde se ha aceptado tal propuesta y tanto el consumo de estupefacientes como el ejercicio delictivo no han disminuido en gran medida, sino que, al contrario, se han disparado a proporciones inimaginables. Tal como aconteció en Colombia, donde según Martha Lucía Ramírez de Rincón, senadora colombiana y exsecretaria de la Defensa Nacional, la medida de legalización de la mariguana en su país provocó que el consumo se disparara y que las llamadas “dosis personales” se convirtieran en un escudo para justificar el abuso de estupefacientes.

Arma de doble filo
Los especialistas opinan que de legalizarse el uso de la mariguana la delincuencia organizada se iría a la baja, pues disminuiría el mercado negro, ese “paraíso” clandestino, que carece de ubicación y que se rige bajo las reglas de los delincuentes. Los altos costos sociales que de allí se derivan también se anularían, puesto que al ser legal el uso y distribución de la droga ya no se generarían capas de población obligadas a actuar fuera de la ley.

De lo anterior se desprende, según estos investigadores, que la libre circulación de la mariguana traería, como efecto carambola, la casi desaparición del ejercicio delictivo y, por consecuencia, la generación de “drogadictos sanos”; con todo lo que esto conlleva. No obstante, por otro lado, si el Estado mexicano, que está por invertir siete mil millones de dólares en su combate al narcotráfico –una guerra perdida, lo vaticinan muchos-, regulara estos mercados negros le arrancaría de las manos los incentivos a las organizaciones mafiosas.

Ventajas, desventajas, todo en la mesa
Como puede verse, estamos ante un arma de doble filo, que por cualquier extremo amenaza con cortar. Puede sonar, además, a un paraíso de libre circulación de drogas con uso administrado y regulado, que en la práctica estaría lejos de darse, por el contexto de pobreza, marginación y poca educación y cultura que pervive en el país.

Se dice que todos los recursos, cuantiosos por cierto, que el gobierno se ahorraría en el combate al crimen organizado tendrían que destinarse a crear políticas de información y formación a la ciudadanía, sobre los beneficios y perjuicios de algunas drogas en comparación con otras. Visto así, el acento está puesto, tal parece, en incentivar el consumo y no en prevenir las adicciones, que con un adecuado programa y su eficaz ejecución, a la larga resultaría más barato y benéfico para la sociedad.

Radiografía de la propuesta
La iniciativa presentada por el senador perredista pretende modificar la Ley General de Salud, el Código Penal Federal, el Código Penal y la Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación.

Se propone que:

  1. El Gobierno Federal definirá las zonas donde se podrá cultivar la cannabis sativa, indica o americana, y adquirirá la totalidad de las cosechas.
  2. Sólo se podrá expender mariguana en establecimientos controlados por la Secretaría de Salud. En estos lugares no se podrán vender más de 5 gramos de la planta, no podrán vender bebidas alcohólicas y no se permitirá el ingreso a menores de edad.
  3. La dosis individual diaria queda fijada en 5 gramos de cannabis. El usuario podrá portar para su consumo personal exclusivo hasta 30 gramos. Quien porte más de 30 gramos y hasta 50 gramos será amonestado, o en caso de reincidir se fijará una sanción pecuniaria (monetaria).
  4. Quien porte más de 50 gramos y hasta 5 kilos será condenado de 3 a 6 años de prisión, y de 80 a 300 días de salario mínimo de multa. Si la cantidad supera los 5 kilos, la condena será de 5 a 15 años de prisión, y de 100 a 300 días de multa.
  5. La Secretaría de Salud deberá elaborar un programa sobre la prevención del uso de drogas y tratamiento de la fármacodependencia y la rehabilitación.

México, un país verde
De acuerdo con el Informe Mundial sobre las Drogas 2008, publicado por la Oficina de las Drogas y el Delito de la Organización de las Naciones Unidas:
–    México encabeza la lista de cultivo de mariguana a nivel mundial, con 7 mil 400 toneladas métricas. La producción mundial total se calcula en 41 mil 400 toneladas métricas. Es decir, poco más del 16 por ciento de la producción total mundial.
–    México es el país con mayor número de decomisos, con mil 893 toneladas métricas. En total, representan el 36 por ciento de los aseguramientos a nivel mundial.
–    El 3.1 por ciento de la población mexicana entre los 15 y 64 años consume habitualmente mariguana.

La cannabis sativa
La mariguana se deriva de la planta cannabis sativa, de origen asiático, cuyo principal ingrediente es el tetrahidro-cannabinol (THC). La mariguana se consume usualmente en cigarrillos (comúnmente llamados “porros”). A pesar de lo que se dice y difunde, la mariguana es de seis a siete veces más cancerígena que el tabaco.

Sus efectos van a depender de la concentración de THC, de las características y enzimas de cada persona, de la vía de administración, incluso del ambiente. Sus efectos son peores en los jóvenes. Algunos de estos efectos son inmediatos, en tanto que otros se producen con el uso continuado de la planta.

Entre los daños físicos figuran el deterioro de los pulmones y las células, daña la garganta, disminuye las defensas, acelera las pulsaciones y atrofia las funciones cerebrales de manera irreversible. Y entre los psíquicos, distorsiona la percepción, estropea la sensibilidad, disminuye la capacidad de memoria y retención, dificulta pensar, aprender y tomar decisiones, produce ansiedad y agresividad, hace perder interés y motivación; entre tantos otros. Por otra parte, también hay efectos sociales, tales como inestabilidad laboral, pérdida de competencias profesionales, actos delictivos, aislamiento, y a menudo el uso de mariguana es el paso previo a consumir drogas más fuertes y duras.

Jacinto Buendía

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