En la actualidad en la escuela, el trabajo, los medios de comunicación y otros campos de nuestra sociedad mucho se habla acerca de los Derechos Humanos; sin embargo, poco se ha logrado en torno a su respeto, observancia y divulgación.
Nacimiento de los Derechos Humanos
El 10 de diciembre estaremos celebrando el 61 aniversario de la publicación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual fue aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948.
Dicha declaración, en materia jurídica, sólo es un poema normativo relativo a la protección de los derechos fundamentales del hombre, por no poseer fuerza obligatoria, es decir, ningún país se encuentra obligado jurídicamente a observarla y cumplirla debido a que sólo declara y enuncia derechos. Sin embargo, este documento contiene un valor trascendental en la vida de los países que se preocupan por la protección de la vida, de la naturaleza y de los constantes cambios que día tras día ocurren dentro de las sociedades. Ya que, con la intención de proteger los derechos universales, la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido fuente de inspiración para la celebración de tratados internacionales (pactos o convenciones) en esta materia, que a diferencia de la declaración, sí son obligatorios, por lo que su incumplimiento puede dar lugar a sanciones mediante procedimientos que dichos tratados contemplan.
Estos pactos o convenciones son acuerdos de carácter internacional a los que se someten los países participantes para la regulación o solución de determinados problemas, en los que se establecen las obligaciones a las que se sujetan y las consecuencias jurídicas en caso de incumplimiento. Dentro de los tratados internacionales que nuestro país ha firmado y ratificado, y que por ende se encuentra obligado a cumplir, figura la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La realidad de los Derechos Humanos
Poco servirá que nuestro país participe firmando y ratificando tratados internacionales en esta materia, si el respeto y observancia de los Derechos Humanos no se refleja en la actuación de las instituciones públicas, en las políticas públicas en favor de los grupos vulnerables (niños, adultos mayores, mujeres, indígenas, presos, discapacitados), y en la sociedad en general.
En las instituciones públicas porque se encuentran obligadas a satisfacer las diferentes necesidades y derechos de la población, como el respeto a la vida, la libertad, la seguridad, la procuración y administración de justicia, trabajo, salud, alimentación, prestación de servicios públicos con calidad humana, entre otras.
En políticas públicas no se refleja el respeto a los Derechos Humanos cuando éstas no satisfacen las necesidades básicas de la población y cuando los programas sociales dirigidos a los grupos vulnerables se utilizan con fines partidistas o particulares.
Respecto a la sociedad en general, el respeto a los Derechos Humanos no será palpable mientras se desconozca qué son los derechos fundamentales, y no formen parte de nuestra vida cotidiana: el respeto a la vida, la salud, la libertad (personal, de expresión, de imprenta), la integridad física, la no discriminación, la igualdad, la justicia, a un medio ambiente sano, entre otros.
Participación ciudadana
Ante estas circunstancias resulta necesario que exista mayor participación de la ciudadanía, desde el interés por conocer nuestros derechos hasta exigir su respeto a través de los medios establecidos en las leyes. Si una vez agotados todos los recursos legales que contempla el sistema jurídico mexicano no se encuentra satisfecho el respeto a nuestros derechos, existe la posibilidad de acudir a tribunales internacionales.
Conocimiento formativo, no sólo informativo
Consideramos necesario, asimismo, emplear la educación formal y no formal como medio para lograr una mejor educación respecto de los Derechos Humanos; es decir, que en la educación básica (preescolar, primaria y secundaria), preparatoria y carrera universitaria o técnica, se implemente como materia básica formativa la difusión, divulgación y respeto de los derechos universales, y no incluirlos como temas informativos o de relleno. Así como en los tiempos libres o de ocio, instituciones públicas o privadas, como el DIF o asociaciones civiles, instrumenten talleres formativos (no sólo informativos) acerca de los Derechos Humanos.
Lo anterior nos puede llevar a una realidad en la que no sólo se hable de los Derechos Humanos como noticia o tema de moda, sino que también se transformen en hábitos positivos de nuestra convivencia, y así mejorar poco a poco las condiciones de vida por las que pasa nuestra sociedad en este tiempo y espacio.
Por último, queremos compartir que, tras un debatido proceso de selección, los Senadores de nuestro país, el 6 de noviembre del presente año, eligieron como nuevo Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para el período de 2009-2014, a Raúl Plascencia Villanueva, quien fuera el Primer Visitador de dicho organismo nacional.
Carmina Hidalgo / Román Duarte, abogados
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