Tuya soy, Señor, para ti nací, concédeme la gracia de ser tuya siempre; en cuerpo y alma estar contigo”. Evelia Vergara.
Más que darse, hay que desgastarse por los demás
Desde su infancia, «Bellita», como es conocida Evelia Vergara García, sintió la inquietud de ser religiosa, mas por la negativa de sus padres dudó en seguir ese camino. De familia tradicionalista, de costumbres arraigadas y preceptos firmes, sus progenitores día tras día atormentaban la decisión que tenía en mente, pues para ellos el destino de toda mujer sólo era el matrimonio, cosa que la orilló a dejar de lado su vocación y a buscar pretextos y evasivas para no pensar más en aquella inquietud que no la dejaba en paz.
Su anhelo de seguir el camino del Señor la llevó a ser fiel servidora del Reino, pues se dedicó a dar ayuda de todo tipo a sus semejantes, a participar en las actividades de su comunidad y en su parroquia; pero su corazón y su firme vocación le decían que no era suficiente lo que estaba haciendo en comparación con lo que podría hacer si se decidiera a ser religiosa, que no era suficiente el amor que daba al servir a los demás, que había que desgastarse más.
Cierto día, al escuchar y comprender con el corazón aquel pasaje del Evangelio en que se habla de la higuera que el Señor secó por no dar frutos, Bellita reflexionó profundamente; al respecto, comenta: «En ese instante me sentí amada por el Señor, y experimenté una gran felicidad». Y desde aquel momento, Evelia comprendió que era necesario que las demás personas vivieran su experiencia, para que también conocieran a Jesucristo y descubrieran así la felicidad que es vivir con Él y en Él.
Con pasos firmes
Desde entonces, Bellita no se ha alejado del Señor. Ha participado en el movimiento de Cursillos de Cristiandad, hecho apostolados en la Juventud Católica Femenina Mexicana, de la cual fue presidenta diocesana en 1972; realizado cursos de renovación del Espíritu Santo, talleres de capacitación, ejercicios de encierro y apostolado en la Unión Femenina Católica Mexicana.
Bellita está convencida de que se puede amar a Dios desde el lugar donde cada uno se encuentra. «Sí es posible, yo lo he experimentado», afirma. Durante su trayectoria laboral en el Estado de Nayarit, ha trabajado en el Banco de Comercio, en Tuxpan; y en los bancos Agrícola, Agropecuario y Rural, en el patronato del DIF y en la Curia Diocesana en Tepic, así como en algunos otros lugares, donde «a pesar del sacrificio que ello implicaba, pude combinar el cuidado de mis padres y mis responsabilidades, y fue ahí donde viví en carne propia la presencia real de Jesús», asegura.
Todo este crecimiento espiritual, religioso, cultural, social y humano, le ha servido para impartir formación cristiana a niños durante 23 años; de los cuales, en cinco ha sido catequista en El Señor del Consuelo, y desde hace 16 en San Rafael, cuasiparroquia a la cual pertenece aquí en Tepic.
Una oportunidad que no podía dejar pasar
A pesar de que siempre se mantuvo en la presencia del Señor y haciendo lo que creía que era su voluntad, no olvidaba aquel momento de su vida en que se sintió llamada. Bellita no dejaba de entristecerse y lamentarse por no haberlo seguido, pero sobre todo por no haber luchado contra aquello que se había interpuesto entre ella y lo que consideraba su verdadera vocación.
Evelia nos confía: «Un día sentí que se me daba otra oportunidad, pues alguien me hizo una invitación que alegró mi vida y me sentí dichosa», y agrega: «me habían invitado a participar en el Instituto Secular de la Adoración Perpetua de Jesús-Eucaristía». Se supo feliz porque sintió que al fin había encontrado la forma de consagrarse y, al mismo tiempo, de estar con su familia. De inmediato dio una respuesta afirmativa. «La verdad, no sabía a lo que me estaba comprometiendo», dice sonriente. Sin embargo, estaba convencida de poder cumplir la voluntad del Señor, pues confiaba en que si Dios la había esperado por tanto tiempo y la había cuidado para ser para Él, con toda seguridad Él mismo no la iba dejar sola en este paso hacia su consagración.
«Ser del Señor»
Bellita ingresó al Instituto Secular de la Adoración Perpetua de Jesús-Eucaristía, formando parte del primer grupo. El 22 de diciembre de 2001 hizo su primera profesión de votos de pobreza, castidad y obediencia. Y con el favor de Dios, en diciembre próximo hará su profesión perpetua.
La familia de Bellita está feliz porque siempre han sabido que ella deseaba «ser del Señor». Evelia nos dice: «Cada día me convenzo más de que ésta era mi vida, y a pesar de que en algún momento se me presentó la oportunidad, hoy sé que mi vida no era para el matrimonio, pues yo siempre quise y quiero ser totalmente del Señor, pertenecerle por completo».
RECUADRO
El Instituto Secular de la Adoración Perpetua de Jesús Eucaristía
Es un instituto religioso que te invita a que, sin dejar tu hogar, tu familia y trabajo, te consagres al servicio de Dios y de su Iglesia.
Es un nuevo modo de vivir el seguimiento de Cristo Jesús en el mundo, y desde el mundo. En este instituto ofreces tu consagración a Dios a través de los votos de castidad, pobreza y obediencia, sin señales exteriores y sin necesidad de vestir algún tipo de hábito. La consagración de tu vida la haces estando junto a tus padres, tu familia y en medio de los demás.
Sólo se admiten mujeres solteras y viudas.
Mayores informes:
Monasterio de las Madres Adoratrices
Samari y Tecuani Nº 462, Infonavit Los Fresnos, Tepic, Nay.
Teléfono: (311) 213 -8027
Sofía Sifuentes: (311) 217 8964; celular (311) 260-0234
Bellita: (311) 213 0405; celular (311) 137-4609
Raquel Castañeda Ibarra