Cada año, la Iglesia invita a sus hijos bautizados a que participen en la Jornada Mundial de las Misiones. Para esta edición de 2007, La Senda se dio a la tarea de entrevistar al Padre Guillermo Alberto Morales Martínez, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificio Episcopales de México.
Padre Guillermo: ¿De qué cosas o actividades consta la misión?
La misión tiene características muy variadas, pero la principal es la oración; sin encuentro personal y constante con Cristo lo demás carece de sentido. La misión, insisto, es muy variada, pues hay quienes evangelizan en las parroquias, hospitales, asilos u orfanatos, o mediante los medios de comunicación. La misión es cada vez menos asistencialista, al tomar mayor conciencia de que se realiza a través de los mismos destinatarios
¿Cómo se influye socialmente, desde el campo de la misión, a transformar las realidades en realidades más justas?
Ante todo, con el testimonio de vida. La voz profética de los misioneros no tendrá ningún valor si no se pronuncia mediante la compañía que requieren los procesos sociales; por ejemplo, hay quienes desde Cáritas defienden los derechos humanos de los migrantes, o también al canalizar recursos para los desplazados; hay misioneros que trabajan desde los tribunales locales o en el campo de la diplomacia, iluminando las realidades para la toma de decisiones de los líderes en tierras de misión.
¿Solamente los sacerdotes pueden ser misioneros?, ¿qué se necesita para serlo?
Cualquier bautizado puede ser misionero, con tal de que esté bien capacitado para enfrentar los retos que esto conlleva. Se necesita el llamado de Dios para ser fortalecidos con su gracia; también se debe contar con las cualidades necesarias para poder responder de manera adecuada tanto como misioneros activos o contemplativos.
¿Se necesita formación especial para misionar en tierras lejanas?
Claro que sí; el misionero, aparte de ser formado en la oración y en las ciencias teológicas o religiosas, recibe instrucción en la historia, la cultura y la lengua oficial del país en el que va a ser misionero.
Conozco misioneros que se forman hasta por más de diez años para poder llegar a realizar su trabajo en Asia, puesto que los idiomas y la cultura asiáticos son extremadamente difíciles de hablar y comprender. Por lo general, un misionero habla varios idiomas.
¿Actualmente existe una crisis de vocaciones misioneras? Y si es así, ¿a qué cree que se deba?
No creo que haya crisis de vocaciones misioneras porque Dios siempre sigue llamando para que podamos cumplir con el mandato misionero. Sin embargo, también pienso que donde sí hay crisis es en las estructuras que hacen posible el envío de misioneros y su sostenimiento con seguridad en países lejanos. Debemos comprender que todo bautizado es misionero: unos yendo, otros enviando, otros más sosteniendo, pero todos tenemos una responsabilidad y compromiso misionero que responda al mandato de Cristo: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio».
¿Cómo hacer «antojable» el convertirse en misionero?
Se tiene que partir de un encuentro personal con Cristo a través de su palabra; porque el amor a la palabra de Dios, la contemplación del trabajo misionero de la primitiva Iglesia que está contenido en los Hechos de los Apóstoles, y el alimento que se desprende de la Eucaristía, harán antojable el ser misionero, compartiendo ese enamoramiento de Cristo con los que aún no lo conocen.
¿Cómo podemos ayudar a las misiones?
Primero que nada, con la oración, una oración directa que clame al Padre por sus colaboradores. Nadie ama lo que no conoce; por lo tanto, es necesario dar a conocer el trabajo misionero. Y colaborando económicamente para atender necesidades de toda índole (sostenimiento de misioneros, financiamiento de proyectos de educación, atención médica, apoyo a desplazados, necesidades por terremotos, sostenimiento de catequistas, etcétera).
Una última palabra…
Quiero invitarlos para que hagan de la Diócesis de Tepic una Iglesia aún más misionera, puesto que siempre podemos crecer en al amor a Dios, a la Iglesia y a los que aún no conocen a Cristo; recordemos que el que ama más es el que más se da.
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Los católicos de la Diócesis de Tepic contribuyen d modo activo a las misiones. Además de las jornadas de oración en años pasados, se ha contribuido con los siguientes recursos económicos:
2005 $ 320,000.00 pesos.
2004 $ 350,000.00 pesos.
2005 $ 380,000.00 pesos.
2006 $ 550,000.00 pesos.
En el año 2006 se dieron 20 becas para la formación de nuevos sacerdotes en tierras de misión.
Rafael Rentería