“Jesús, que se ha hecho comida, a nuestra Iglesia da vida”, este fue el lema del Congreso Eucarístico que realizó la Zona Centro de la Diócesis de Tepic, del 17 al 19 de abril de 2008.
El jueves 17, en punto de las seis de la tarde, se inició el Congreso con la celebración de la Eucaristía en la rectoría de los Sagrados Corazones de la capital nayarita.
Congregados en torno a Jesús-Eucaristía
“…Gracias por permitirme celebrar esta Eucaristía, pues sabemos muy bien que estamos celebrando la fuente de nuestra vida cristiana; disfruten a Jesús-Eucaristía y desde Él aprendamos a vivir el significado de nuestro santo Sacramento…”, fueron las primeras palabras de Mons. Ricardo Watty Urquidi, Obispo de Tepic, al iniciar la Misa de inauguración del Congreso Eucarístico.
Con este Congreso pretendemos prepararnos para el Congreso Eucarístico Nacional que se llevará a cabo a principios del mes de mayo en Morelia, Michoacán. Al finalizar la Celebración Eucarística, los congresistas tuvieron la oportunidad de disfrutar un concierto de música sacra eucarística interpretado por el Coro del Estado, bajo la dirección del maestro Rafael Alfredo Almanza Aguilar.
¿Qué es un Congreso Eucarístico?
El viernes 18, en el auditorio del Colegio Cristóbal Colón se dieron cita los 280 congresistas decididos a alimentarse en la fe y saciarse del amor de Dios.
Muchos de los participantes se preguntaban: ¿Qué es un Congreso Eucarístico? La respuesta no tardó en llegar, puesto que el Padre Pedro Guzmán Delgado, coordinador general del Congreso, lo definió así: “Todo el Congreso Eucarístico es una gran fiesta; y es una fiesta que se celebra desde la fe, una fiesta en torno a la Eucaristía, a su Señor y a su Maestro presente en la Eucaristía…”.
Participación constante
“Nos reunimos, primeramente, para adorar al Señor, para reflexionar y profundizar en este misterio de Jesús que nos da su Sangre como bebida y su Cuerpo como comida, para renovar con ello nuestra fe, y también para que esta fe demostrada ante Jesús se vea manifestada en compromisos concretos”, sostuvo el Padre Pedro.
Los asistentes, procedentes de la mayoría de las parroquias de la Zona Centro de la diócesis, se mostraron dispuestos desde el comienzo del evento. La fuerza de la oración y de la intercesión se hizo presente; sin duda, la oración hecha para implorar por los demás hace que Dios se manifieste.
En algunos momentos las muestras de gratitud al Señor se tradujeron en cantos, alabanzas, participación en dinámicas, etcétera. No podía falta la oración a María Santísima, el Santo Rosario, la oración preferida por la mayoría de los participantes.
Nutriéndose de las palabras
Los conferencistas fueron siete: los sacerdotes Jesús Delgado, Pedro Guzmán, Gabriel Aguiar Melín, Juan José Olmos, Ramón González y Sergio Díaz Lepe; también nos comunicó su experiencia de fe el Coordinador Diocesano de los Laicos de la diócesis, el ingeniero Gerardo Olivares.
El Padre Juan José Olmos comentó que “la importancia de la Eucaristía en nuestra vida es fundamental, es nuestro eje central, nuestra vida cristiana sin Eucaristía no se puede decir plenamente vida cristiana”.
El Padre Sergio Díaz Lepe afirmó que la Eucaristía no hace reformitas en nuestra vida, sino verdaderas transformaciones. No se vale ir a Misa por devoción, tenemos que ir a Misa por amor, por necesidad, porque se necesita para la vida. Nada suple la Eucaristía. No hay un lugar o espacio comunitario más intenso, más profundo o más íntimo que la Eucaristía, ella nos hace permanentemente discípulos y misioneros de Jesús. Tenemos que dejar que la Eucaristía nos interpele a fondo en nuestras vidas. El Padre Díaz Lepe interpeló a los participantes para que tengamos mayores compromisos en favor de la liberación de mucha gente, apoyando, creciendo, haciéndonos solidarios con los que más nos necesitan.
Pacto de amor
El Padre Ramón González Ramos, especialista en Teología Moral, centró su reflexión en dos puntos: La Eucaristía como Sacramento de la Nueva Alianza y, por supuesto, las exigencias morales que tiene quien participa de la Eucaristía.
Con un lenguaje fresco y accesible, el Padre González hizo un recorrido por la historia de la salvación, donde se habla de la Alianza que Dios ha hecho con el hombre, desde Moisés –en libro del Éxodo– hasta las narraciones evangélicas en torno a la Nueva Alianza que pactó Dios con los hombres a través de la entrega incondicional de Jesús en el altar de la cruz. Ya no es necesario el sacrifico de un cordero, ahora el mismo Hijo de Dios es quien se ofrece como cordero para darle la salvación a quien lo acepte. Este nuevo sacrificio de Alianza, fundamentado en las palabras de Jesús cuando instituye la Eucaristía: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna”.
Alianzas para salvación de todos
González subrayó las palabras de San Pablo, “por la caridad, que es fruto del espíritu, debemos ponernos al servicio los unos a los otros, háganse esclavos los unos de los otros. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Jesucristo, al instituir la Eucaristía, no se contentó con repetir las palabras de Moisés, sino que usó la expresión nueva alianza, que resultaba inteligible para los primeros cristianos, pues no les era indiferente la llegada de esa nueva alianza, ya que el profeta Jeremías ya anunciaba su llegada.
El pacto, la alianza era: “Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo”. No existe alianza sin ley; la ley de Cristo es comunicada a los Apóstoles. Los Apóstoles deben dejarse guiar por la ley del amor. En la Eucaristía se nos da el amor mismo con que Cristo nos ama.
Ya es insuficiente
Ama a tu prójimo como a ti mismo, eso es muy poquito, insuficiente, ahora la nueva ley es: ámense como yo los he amado, con el amor que llega hasta el extremo, hasta el extremo de la cruz
Por lo tanto, aseveró el Padre González, “debemos amarnos, y amarnos los unos a los otros como Cristo nos ha enseñado. Amar a Cristo es imitarlo en las acciones de amor como Él las tuvo para quienes se le acercaban. No podemos olvidarnos que Jesús se hace presente en las personas de los hermanos: el que dice que ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso, si no ama a su hermano al que ve, no puede amar a Dios al que no ve”.
Clausura del Congreso
El sábado 19 a las cinco de la tarde se clausuró el Congreso Eucarístico con una Misa presidida por el Obispo de Tepic. Después de la Eucaristía se tuvo una procesión solemne con el Santísimo Sacramento, que partió del auditorio del Colegio Colón con todos los congresistas; al llegar a la explanada del Templo de la Cruz de Zacate se unió un gran contingente proveniente de toda la Zona Centro de la diócesis, desde donde se continuó hasta llegar a la Iglesia Catedral. Cuando el Obispo de Tepic dio la bendición con el Santísimo Sacramento ya había más de dos mil personas reunidas. Se trató de una manifestación pública de fe en torno a Jesús Eucaristía. Cantos, oraciones, porras, saltos, gritos y vivas al Rey de cielo y tierra. Dos horas de adoración al Santísimo en medio de una gran alegría, en medio de la vía pública, con la satisfacción de sentirnos amados por Jesús que se ha quedado en la Eucaristía.
Una vez más, los católicos hemos levantado nuestras manos y nuestros corazones para adorar a Jesús. Hemos comprobado que Jesucristo es el centro de la vida de la Iglesia. Gracias, Jesús, por quedarte con nosotros, gracias porque con tu promesa hecha realidad nos das nueva vida.
TESTIMONIOS.
Mercedes Fonseca, cuasiparroquia de San Rafael
“Vine a este congreso por mi tranquilidad, por sentirme a gusto en el alma, para conocer más a Dios, para estar más cerca de Él”.
Teodora Villareal, Parroquia de San Isidro
“Yo vine aquí porque es donde yo alimento mi fe; para mí, la Eucaristía es lo máximo, para seguir caminando en la Iglesia peregrina”.
Martha Carrillo, Parroquia de San Isidro
“Asistí para alimentar mi fe y para así poder dar testimonio a mis demás hermanos y poderlos ayudar, para que ellos también puedan alimentarse de la Palabra y del Cuerpo de nuestro Señor”.
Alejandro Santos, Parroquia de San Antonio
“Vine para tener más en claro la presencia del Señor en la Eucaristía, porque muchas veces se desconoce esa presencia de Dios en ese sacramento, debido a nuestra falta de responsabilidad como católicos; compartir con hermanos sacerdotes, con religiosas y más hermanos laicos me compromete cada vez más para seguir llevando la Palabra de Dios y atraer a más gente a ese Misterio de la Eucaristía que es Dios mismo”.
Ricardo Cueto, parroquia de Santa Teresita
“Esto es un medio muy importante que me acerca al Señor, y como Jesús es el pan de Vida, pues yo quiero tener vida; invito a la gente a que en futuros congresos venga; es una experiencia muy bonita que como diócesis nos ayuda y personalmente también”.
Juan Pedro Uribe, parroquia de San Cayetano.
“Vine para saber de qué se trata, y me he llevado una sorpresa porque ha habido buenos temas y muy interesantes; ojalá se sigan dando estos encuentros que nos ayudan a conocer más a Dios, para que nosotros tengamos la paz que necesitamos para vivir”.
Compromisos adquiridos:
Después de las conferencias los congresistas llegaron a las siguientes conclusiones.
- Convertirnos en misioneros de la familia
• En familia celebrar la Eucaristía
• Revalorar la adoración Eucarística
• Hacer obras de misericordia
• Visitar enfermos y animarlos a recibir auxilio sacramental necesario, facilitarles la unción de los enfermos y la recepcion de la Eucaristía.
• Celebrar la fiesta del Corpus Christi con solemnidad.
• Buscar la comunión sacramental con frecuencia y dignamente.
Adonai González / Patricia Valdez