En más de una ocasión me he puesto la meta de hacer ejercicio y dejar la comida chatarra, y en más de una ocasión (todas las anteriores, para ser un poco más exacto) he dejado de hacerlo por la bendita “desidia”. En esos momentos me pregunto por qué no puedo formarme un buen hábito alimenticio. La respuesta es algo simple, pero para eso te invito a que leas lo siguiente:
Cifras preocupantes de obesidad
Como jóvenes, nuestro cuerpo está en pleno crecimiento, por lo que es necesaria una buena alimentación para desarrollarnos de manera sana y evitar enfermedades en la edad adulta. Sin embargo, aquí va incluido un factor clave: México ocupa el primer lugar en el orden mundial en obesidad infantil, una estadística alarmante. Esto nos dice que hoy muchos niños prefieren comer chatarra (frituras, galletas, refrescos, etcétera) a frutas, verduras, y salir a jugar, a correr, etcétera. Estos mismos acontecimientos ocurren en la edad adulta. Esto, sin duda alguna, viene de lo que se enseña en casa, es decir, de los hábitos inculcados por los padres. Si no hay comida en tu casa, obviamente sales a la calle a buscar, y si, para un niño, la comida chatarra es mucho más llamativa que una simple fruta, obviamente se inclinará por la primera. Sin embargo, la chatarra no es el único problema, sino también la tecnología, y ese es nuestro segundo factor.
Decidia y tecnologías, obesidad segura
Vivimos en la era tecnológica, no hay prácticamente nadie que no utilice alguna computadora o aparato electrónico. Dependemos tanto de estos artefactos que, en un examen, somos capaces incluso de sumar 2+3 para comprobar que es cinco. Aplicando esto a nuestro tema central, hoy, por ejemplo, hay muchas personas que prefieren los videojuegos que salir al parque, o dispararle a la pantalla que salir a jugar “alcanzadas” a la calle ¡En mis tiempos eso era la gloria! Pero, qué va, los tiempos cambian, y las costumbres también.
Y, por último, el factor clave, con el cual empecé este artículo: la desidia. Se entiende por dicha palabra el dejar las cosas para lo último, pretextando cualquier cosa, no importa cuán fuera de tema es esa excusa, cualquiera es válida. No queremos salir a correr porque llueve, o porque el sol pega pleno, y si está nublado el día se antoja para ver películas y estar acostado; no comes fruta porque no hay en casa, pero sí frituras porque la tiendita está más cerca que la frutería o el mercado, o porque unas papas fritas son más baratas que una bolsa de fruta en la escuela; en fin, sobran ejemplos en los que claramente nos podemos dar cuenta de que casi todos utilizamos la desidia a nuestro favor (o en nuestra contra, depende del modo en que lo veamos).
Comer sano y hacer ejercicio
Ahora, la pregunta es, ¿cómo quitar esos factores en mí y convertirlos para tener una buena alimentación y gozar de una buena salud? En primera, entender que hacer ejercicio no es nada del otro mundo, basta acostumbrarse y hacerse la idea de que es necesario y benéfico para tu persona; de este modo tu cuerpo no se negará al ejercicio que hagas. En segunda, entender que no por un día o dos que te ejercites será todo de color de rosa y será ya hábito el comer frutas (este es el paso más difícil). Hay ocasiones en las que vencemos a la poderosa desidia, y logramos hacer ejercicio durante un día o dos; hay que entender que para que algo se convierta en hábito debe haber constancia, y eso solo se logra teniendo bien presente tu objetivo, que no es ningún otro más que el gozar de una buena salud. Y, por último, disfruta lo hecho, que una vez que logres todo esto, terminarás disfrutando de lo que haces. Ganas tú, y gana tu cuerpo.
Jorge Arturo Arellano del Águila
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