Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro

 

El pasado 24 de enero salió a la luz el primer mensaje del Papa Francisco para la 48º Jornada Mundial de las comunicaciones Sociales, que se celebrará el 1 de junio. Como hemos visto en otros documentos, en este también surge la invitación de poner en práctica “La cultura del encuentro”. Pareciera ser contradictorio hablar de esto en sociedades donde la comunicación es cada vez más mediática; sin embargo, es hablar de la comunicación no como muchas ocasiones se entiende, porque hoy se habla de comunicación como si se refiriese únicamente a “medios”. El Papa Francisco, sin embargo, invita a dejar de ver a las personas en la televisión, a parar de escuchar al prójimo en la radio, a hablar con las personas por facebook, twitteretcétera, para ver al que está al lado, escuchar al que necesita compañía y hablar con los seres queridos de frente.

Se trata de una invitación a retomar la importancia de la comunicación, y más aún, de una comunicación cristiana, de abrir campos de diálogo y encuentro; se trata de poner en práctica el mensaje de Cristo y el mandamiento más importante: “Ámense los unos a los otros, como yo les he amado”, que podríamos traducir a: escúchense los unos a los otros, véanse los unos a los otros, háblense los unos a los otros, de la misma forma que Él lo hace con nosotros.

Quién es el prójimo

No condena los medios de comunicación, sino que nos recomienda tener cuidado de ellos, ya que se han transformado en un arma de doble filo que, muchas ocasiones, no solo matan el cuerpo, también matan el espíritu. Es verdad, como lo dice el Papa, que los medios pueden hacer al mundo más pequeño, facilitan lo que hace años parecería imposible; sin embargo, así como lo hace pequeño para “comunicarse”, al mismo tiempo lo hace tan grande que aleja cada vez más, encerrando a muchos a sentarse solo y únicamente frente a la computadora. Es aquí cuando lanza la pregunta principal, que surgió en su tiempo, “¿Quién es mi prójimo?”, (Lc 10, 29). Si retomamos el verdadero sentido de la comunicación, que es ir al encuentro del otro y tomamos en cuenta los “co”, es decir: cooperar, compartir, colaborar, compadecer, congregar, podríamos saber verdaderamente “quién es el prójimo”.

Puntualmente dice: “No basta pasar por las ‘calles’ digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro”. Las redes sociales, lo que compartimos, lo que publicamos o lo que escribimos, convierten al medio en un “medio frío” o un “medio cálido”, y estos no son en sí los culpables de la sociedad, los responsables verdaderos de cómo se les juzga, son quienes hacen uso de ellos, cada cuenta de redes sociales es lo que es quien está detrás de ella. Nuevamente el Papa dice: “…una red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas”.

Abrir nuestro navegador: el corazón

Es hoy el llamado a ser Iglesia, a hacer realidad una Iglesia digital, donde desde allí podamos irradiar el Evangelio a través de nuestros contenidos, pero sin dejar de dar prioridad a la Iglesia que tiene como misión “La cultura del encuentro”, abrir las puertas de nuestro verdadero navegador que es el corazón, que ve en el que tiene cerca a Cristo en espera de cada uno de nosotros.

Se trata, como decía, que los medios hagan el mundo cada vez más pequeño, pero para acercarnos unos con otros, salir al encuentro como Él lo hizo en el camino hacia Emaús, abrir el diálogo  como en el mensaje se expone: dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, acoger su punto de vista, sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas.

Ser con el otro verdadero prójimo

Es el Evangelio el principal ejemplo que enmarca el título para esta jornada: “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. Ya que en todos los misterios de la vida de Jesús encontramos que su principal forma de compartir la Buena Nueva es a través del encuentro, es desde su nacimiento que congrega a los pastores, pasando por Nazaret, Judea y lugares donde él congregaba; era el mismo Cristo quien iba al encuentro del pobre, del excluido, del ciego, del sordo, del mudo. Hasta llegar al momento de la Cruz y la Resurrección, y hoy sigue viniendo al encuentro en la fe, donde se comunica a través de la Iglesia.

 

 Cl. J. Farith Pérez Agustin, SSP

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