Comunicación a gritos en la familia

En esta sección hemos hablado de la comunicación familiar con motivo de la pasada Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales impulsada por Su Santidad Francisco, que llevó por lema “Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”, y que nos invitó a descubrir que la familia es el primer sitio donde aprendemos a comunicar.

Ahora bien, cuando nos referimos a “comunicación familiar” es importante comprender que cada familia es un sistema con características únicas, y que las herramientas que son funcionales para algunos no necesariamente lo serán para todos los miembros. Es por esto que antes de aventurarnos en mejorar la comunicación dentro de nuestra familia, debemos tener claro los siguientes aspectos¿Cuáles elementos nos caracterizan como familia? ¿De qué manera nos relacionamos? ¿Cómo nos comunicamos? Si no encontramos respuestas claras para estas cuestionantes, pensemos que siempre podemos mejorar y adaptarnos a una nueva forma de comunicación familiar, ya que los padres tienen la responsabilidad de establecer en sus hijos patrones y valores a seguir, así como las formas en que ellos perciban y respondan al mundo. Todo parte de la familia.

La comunicación dentro de una familia permite que los padres no se conviertan en unos completos desconocidos para sus hijos, y viceversa; es de vital importancia para estrechar lazos y mantener una relación de confianza y cariño entre todos los miembros.

 

Mejorar el diálogo en familia

A menudo preguntamos (en la familia) qué tal les ha ido en la escuela o en el trabajo nada más entran al hogar o mientras hacemos algún quehacer. Esto puede dar la impresión de que no nos interesa demasiado la respuesta. Es mejor elegir otro momento para dedicarles el tiempo adecuado. Por ejemplo, durante la comida o la cena.

A veces la mejor manera de fomentar el diálogo no es precisamente hablando, sino escuchando. Al sentirnos valorados y comprendidos, ganamos autoestima y seguridad en nosotros. Este aumento de confianza hace que tengamos más ganas de compartir nuestras ideas y experiencias diarias.

Como mencionamos al principio, la familia es un sistema con características distintas, y por ello el diálogo no resulta del todo sencillo. Pero ante ello debemos mostrar respeto, ser pacientes y, sobre todo, tolerantes por los gustos y problemas de cada uno de los miembros. En ocasiones, las personas caemos en la tentación de alzar la voz o cerrar la puerta al diálogo; de este modo se vuelve más difícil restablecer la comunicación en la familia.

Conviene pues, crear un ambiente positivo, de confianza y tranquilidad. Así resultará más sencillo abrirnos y compartir experiencias y preocupaciones cotidianas, identificando temas de interés general que propicien el diálogo entre todos.

Dediquemos tiempo a la familia

Es importante el manejo de la comunicación no verbal; debemos procurar que siempre exista concordancia entre lo que decimos y hacemos. Cuando los padres no son claros a la hora de comunicarse y educar a sus hijos, tienden a generar inseguridad en ellos. Cuando los hijos no se comunican con los padres, tienden a generar desconfianza en ellos. Aparte de conversar, debemos constantemente mostrar afecto y seguridad por medio del cariño, comentarios positivos, detalles, gestos, acciones, etcétera.

Dentro de la familia podemos aprender a dialogar y con esta capacidad, favorecer actitudes tan importantes como la tolerancia, la asertividad, la habilidad para hablar y relacionarnos, la capacidad de admitir los errores y de tolerar las frustraciones, etcétera; de ahí que sea de vital importancia identificar las acciones que nos ayuden a mejorar la comunicación entre todos los miembros de la familia.

Ya para terminar, es mi deseo invitarle a que defienda y busque su tiempo de familia realizando actividades que fomenten la comunicación y desarrollo individual y familiar, alternando que sean del gusto de cada uno. Establezcan tradiciones propias, por ejemplo, tratar de tener al menos una comida juntos, salir a pasear un día entre semana, asistir a la Santa Misa juntos el domingo y ver una película después. La clave es ir probando diferentes métodos para ver cuál es más efectivo y que juntos, con el interés, disponibilidad y paciencia, puedan lograr grandes resultados en la familia.

 

Víctor Palomera | Kerigma Radio

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