En este artículo deseo transmitirles algunos conceptos que nos comparte Earl Nightingale respecto a cómo automotivarnos para lograr sobresalir y tener éxito en la vida.
La primera cosa que exige el autor es que comprendamos que existe siempre seremos afortunados, en todos los días de nuestra existencia. El éxito no es algo maravilloso que se le aparezca a unos cuantos y no a todos por causas del destino, azar o suerte. Si hemos pensado o creído esto, es el momento de desechar tal idea.
Poco a poco, paso a paso
Si deseamos construir una casa habrá que transmitir nuestra idea a un ingeniero, a fin de que él elabore un plano de la futura construcción y la lleve a cabo, paso a paso hasta concluirla. Esto mismo ha de contemplarse si queremos tener éxito: debemos saber qué es lo que queremos e ir dando pasos o ejecutando acciones que nos permitan conseguirlo, pues no podemos alcanzarlo al azar.
La actitud es determinante
La palabra mágica, subraya Nightingale, teniendo en cuenta los resultados que deseamos obtener en nuestra vida, es ¡actitud!, a la que define como “la posición y orientación indicadora de acción, sentimiento y disposición de ánimo”. Fijémonos y comprendamos bien estas palabras: acción, sentimiento y disposición de ánimo, que sumadas nos han de conducir al éxito que nos hemos propuesto.
La actitud que tomemos para vivir nuestra vida, es la que nos permitirá recibir lo que anhelamos de ella. Por ello, cabría preguntarnos: ¿cuál es nuestra actitud ante los demás o con nosotros mismos; es de egoísmo, venganza o pesimismo, o bien de ayuda al próximo, de comprensión y de optimismo? Nuestra actitud hacia la vida determinará, sin dudarlo, la que la vida nos vaya mostrando.
Relación causa-efecto
La vida que vivimos está o estará conducida de acuerdo con el principio de causa y efecto. Por eso se afirma que el éxito puede garantizarse y vendrá a nosotros siempre que vivamos de manera conveniente. Por ejemplo: una buena preparación escolar (causa) traerá el tener una muy buena educación profesional (efecto), y cultivar óptimos valores humanos (causa) dará como resultado tener un reconocimiento personal por nuestro comportamiento (efecto).
Debemos comprender que cada uno de nosotros modelamos nuestra propia vida; es decir, si tenemos una actitud adecuada lograremos buenos resultados, pero con una mala actitud sólo cosecharás lo contrario.
Hay que distinguir cuándo cambiar
Una persona con una actitud deficiente en su comportamiento ante los demás no va a ser aceptado hasta que no modifique su proceder. Por el contrario, si manifestamos una postura de triunfo, ello derivará en consecuencias positivas. William James, de la universidad de Harvard, lo dice de esta manera: “Los seres humanos pueden modificar sus vidas cambiando sus actitudes mentales”.
Para desarrollar una actitud conveniente ante los demás, cada uno de nosotros debemos primero fomentar una actitud positiva hacia nuestra persona. No podemos dar a nuestro prójimo algo que no poseamos; de modo que la actitud que adoptemos para con nosotros mismos será la que determine la actitud que asumiremos con nuestros semejantes.
Nuestro proceder es el reflejo de nuestro interior
Las personas con actitudes poco favorables, la mayor parte del tiempo se sienten insatisfechas y frustradas. Hay demasiada gente que lleva una vida limitada y casi siempre está a la defensiva, debido a que adopta una actitud incierta. ¡La actitud es el reflejo del individuo!
Las personas de éxito, confían en sí mismas. Hay que reflexionar y tratar a las personas con respeto y dignidad; actuemos de tal manera que busquemos a toda costa sobresalir y tener éxito en nuestras vidas.
Lic. Fernando Castaños D.