La codependencia sucede frecuentemente en distintas familias y que por asociarse a distintos problemas es importante conocer para valorar su impacto en lo emocional y lo conductual, en la dinámica familiar enfermiza que produce, pues se vuelve con el tiempo un círculo vicioso cada vez más hermético y difícil de tratar.
¿Qué es la codependencia?
¿En qué consiste la codependencia?, ¿cómo se relaciona con las adicciones? y ¿en qué situaciones se presenta? Si bien el tema y los estudios no son muy conocidos, e incluso la APA (Asociación Psiquiátrica Americana) no la ha reconocido como trastorno, es claro que existen personalidades coadictivas o codependientes, y aunque la identifica solo como característica o como un rasgo de personalidad, esto no minimiza su existencia y menos su relevancia; por esto, hay múltiples definiciones de codependencia. Entre las más significativas destaca la siguiente: “Se define como el ciclo de patrones de conducta y pensamientos disfuncionales que producen dolor, y que se repiten de manera compulsiva como respuesta a una relación enferma y alienante, con un adicto activo o en una situación de toxicidad relacional”.
Uno recibe, el otro da
En una relación codependiente hay un intercambio de algo (la mayoría de la veces, de sufrimiento, preocupación, chantaje, expectativas, desesperanza, etcétera) entre personas: siempre hay una persona que recibe y la otra da; metafóricamente, digámoslo así: el rey y el súbdito, el primero recibe y el segundo, sirve. En el caso de una familia donde existe una persona que consume alguna droga, como una constante se presenta la relación codependiente, la sintomatología se sostiene debido, en gran parte, a que uno o algunos familiares contribuyen a que el adicto siga consumiendo; esto es notorio, sobre todo, cuando los familiares se alían con el consumidor y guiados por sus miedos, o por este tipo de relación, buscan satisfacer sus necesidades y evitar su sufrimiento al percibírsele como incapaz de enfrentar las situaciones de la vida por sí solo.
Muchas veces este problema es transgeneracional y comienza a gestarse en una o dos generaciones antes, en las que ha existido algún enfermo crónico, un consumidor de sustancias o padres con personalidad adictiva y dependientes de los hijos, de tal forma que los integrantes de la familia se acostumbran a esta pauta de convivencia y creen que el consumo, o la relación sobreinvolucrada con alguno o con los hijos, es normal; los miembros de estos tipos de familias pueden no darse cuenta de tal relación sino hasta que forman una familia aparte, en la cual, sin proponérselo, buscan personalidades afines (a veces establecen relaciones de pareja con un consumidor o una persona que se preocupe por ellos), y se repite el ciclo.
Víctima y victimario a la vez
Una manifestación muy común en la codependencia es el experimentar confusión y ambivalencia en las emociones; por ejemplo, cuando el que sirve se siente víctima y victimario, pues experimenta culpa y se siente víctima por la manipulación de la que es parte; por lo tanto, forma un vínculo con el adicto y lo que le está pasando a este lo percibe como responsabilidad propia, por lo que cree que necesita cuidarlo y ayudarlo, cuando no necesariamente es así. Por ejemplo, en una familia disfuncional el hijo intermedio es consumidor de inhalantes y mariguana, mientras la madre complementa la relación codependiente al tratar de resolver las necesidades y el sufrimiento del consumidor, quien disminuyó el consumo a una forma más moderada y, a la vez, no trabaja ni estudia; al hablar con ella, externalizó que lo hacía porque se creía responsable de no haberle dado una familia normal, por lo que se pensaba culpable de la adicción de su hijo; hay aquí también una actitud de chantaje de parte del hijo.
Reflexionar e identificar
Como el titulo de este articulo lo sugiere, la codependencia puede llegar a formar adictos, pues aunque en una familia en la cual nunca ha existido un integrante consumidor o no haya antecedentes de consumo las relaciones codependientes llegan a desempeñar un papel importante para que alguien enferme de una adicción, pues no hay límites, la responsabilidad se pierde y el respeto y las jerarquías en la familia. Lo anterior se vuelve notorio cuando los hijos ya no perciben a sus padres como figuras de autoridad, por ende estos pierden el control y la autoridad sobre ellos, incrementando el riesgo de consumo.
Por eso la importancia de reflexionar en este tema e identificar, de manera oportuna, una probable convivencia problemática al interior de la familia y anticipar, así, una disfunción familiar y los problemas que esta puede derivar.
Centros de Integración Juvenil, AC
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