Entrevista con al Arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes
El 5 de febrero del año en curso la Santa Sede dio a conocer el nuevo nombramiento de Monseñor Carlos Aguiar Retes como el tercer Arzobispo de Tlalnepantla. A continuación reproducimos una entrevista hecha a Mons. Aguiar por uno de los medios de comunicación de la diócesis que lo vio nacer como obispo.
¿Qué significa para usted el nombramiento que su Santidad le ha otorgado? ¿Cómo transforma su vida el conocer esta decisión del Santo Padre?
En primer lugar, tengo un gran sentimiento de gratitud, porque al haberme elegido el Santo Padre para ser el Tercer Arzobispo de Tlalnepantla pone en mí sus ojos y su confianza. Es una tarea que va a implicar una mayor responsabilidad y, por tanto, significa que al Santo Padre le ha parecido bien lo que he hecho como Obispo de Texcoco, por eso considero que es una expresión de gratitud que me lleva a una profunda alegría y a un reconocimiento que me ayudará a esforzarme para dar lo mejor de mí.
Esta decisión es una de esas que cambian el rumbo de la vida. Yo considero, a través de mis casi ya 60 años de edad, que son las personas con las que uno trata las que hacen el ambiente y le dan la tónica a la persona. Lo que se ha dicho muchísimo, por ejemplo, en estos últimos días por el Congreso de las Familias: la familia es el primer entorno, si todo es positivo, si todo va siendo una colaboración, un ambiente de relación sana, el niño crece, y yo creo que las condiciones de las personas con las que tenemos que encontramos y servir nos ayudan a determinar también la experiencia de vida, y en ese sentido, yo puedo decirlo con toda claridad, en Texcoco he encontrado todas las personas necesarias para desarrollar con bien mi ministerio, y ahora cambia, porque todas estas personas que han estado conmigo, ahora estarán más distantes, ya no serán mis colaboradores inmediatos, y tengo que encontrarlos ahora en Tlalnepantla, y esa es la razón por la que realmente es una nueva etapa, un nuevo momento de mi vida.
¿Cuáles son los mayores desafíos y cuáles las esperanzas que percibe en esta nueva encomienda?
En primer lugar el gran reto es conocer al Arzobispado, conocer su gente, saber cómo está organizada, estructurada, cuál es su momento pastoral. Tengo alguna información, pero muy incipiente, muy general; entonces uno de los retos es empezar a conocer a los Presbíteros, a los que colaboran muy cercanamente con el anterior Arzobispo; a las Parroquias, las Estructuras de coordinación pastoral y sobre todo, sé que Don Ricardo Guízar ha lanzado la Misión Continental, y con la experiencia de lo que hemos hecho aquí en la Diócesis, yo creo que podemos fácilmente animar y entusiasmar, sobre todo en el área en que reflexionábamos en la 86 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano: “La Misión Continental en el ámbito de lo social”.
¿Cuál es la labor de un Arzobispo? ¿Cuáles son las necesidades que tiene que atender en favor de su Iglesia?
Un Arzobispo tiene un nivel de responsabilidad que comprende, por una parte, como todo Obispo, la conducción de una diócesis; pero además se le añade la responsabilidad propia de la Provincia Eclesiástica, que en este caso es Tlalnepantla, que a partir del 24 de febrero próximo tendrá siete diócesis.
El Arzobispo es el representante jurídico de la provincia eclesiástica, es el responsable por la encomienda que el Santo Padre le da, de favorecer la comunión entre las diócesis sufragáneas y de establecer las políticas, las estrategias necesarias para la ayuda solidaria entre las diócesis, los trabajos pastorales o en las necesidades que se van planteando.
El Arzobispo tiene un signo que lo identifica: el Palio. Se le entrega de manos del Papa cada 29 de junio a los que han sido consagrados de un año a otro; y ese Palio, significa la Comunión con el Santo Padre. Por tanto, el Arzobispo representa ante la Provincia Eclesiástica esa Comunión con el Santo Padre.
¿Cuál es el trabajo que considera tiene que realizar inmediatamente como Arzobispo?
El trabajo que considero me espera inmediatamente, es encontrarme con Don Ricardo Guízar, el actual Arzobispo que entrega, con el Obispo Auxiliar; dialogar con ellos, conocer los planes que hasta ahora han ido conduciendo en la Pastoral de la Arquidiócesis, y también ampliar mi radio de conocimiento de los Presbíteros, del Seminario, de las diferentes instituciones eclesiales, del campo de la Pastoral Educativa que sé que tienen una buena presencia de identidad Católica en el arzobispado, y de esa manera irme adentrando en el conocimiento para empezar a intercambiar puntos de vista, combinar experiencias que hasta ahora me han parecido buenas al promoverlas aquí en Texcoco y que puedan también favorecer el crecimiento y el desarrollo de la Pastoral de la Arquidiócesis, eso por lo que toca a la misma diócesis.
Por lo que toca a la Provincia, creo que llevamos un buen ritmo, una relación muy fraterna entre los obispos y con la ayuda de Dios yo espero ser también un factor que siga haciendo crecer esta positiva relación entre los hermanos Obispos de la Provincia Eclesiástica.
¿Puede darnos algún balance de lo logrado en su labor Pastoral a lo largo de once años en la Diócesis de Texcoco?
Texcoco representa para mí, mi aprendizaje como Obispo, estoy muy agradecido con todos los que han colaborado conmigo, estoy muy satisfecho con lo que han dado, de su testimonio de vida; y en estos ya casi doce años como Obispo, que cumpliré en junio, como aprendí de quien fuera mi Obispo cuando fui ordenado Presbítero y Obispo, el Cardenal Adolfo Suárez, decía de la Diócesis de Tepic, de la que soy originario, que fue su primer amor y que el primer amor nunca se olvida. Para mí, como Tercer Obispo de Texcoco, puedo decir lo mismo: “Texcoco será mi primer amor, siempre el primero”.
En esta Diócesis puedo ver que he ayudado a que exista una claridad de las necesidades que hoy la Iglesia tiene de replantearse, su Misión. He ayudado a que el Presbiterio descubra que no solamente es una persona al servicio de la Iglesia en su ministerio en particular, como es el culto y los Sacramentos, sino también una persona que esté preocupada del ámbito social y cultural para dar más allá de su experiencia y testimonio de fe, una esperanza a este mundo que tanto agobia la violencia y otros males que estamos aquí sufriendo.
Yo creo que en estos doce años el Clero de la Diócesis de Texcoco ha renovado su visión y está mucho mejor coordinado para participar en equipo en sus labores pastorales; por otra parte, la Vida Consagrada ha empezado a descubrir la identidad de la Diócesis y a unirse en comunión con ella en sus trabajos realizados por su propio carisma, enriqueciéndola. Y, finalmente, el innumerable campo de todos los Laicos de nuestra Iglesia, que me ha dado un testimonio, no solo de su religiosidad sino sobre todo de su compromiso pastoral. Particularmente aquellos agentes de pastoral que en las diferentes áreas específicas han venido comprometiéndose día a día y que gracias a ellos, en buena parte, se deben los trabajos de la renovación pastoral de la diócesis y la aplicación del Plan Diocesano de Pastoral que ya está en marcha.
Yo creo que dejo a la Diócesis con ánimo, con entusiasmo y con una esperanza muy grande de que al nacer la nueva Diócesis de Teotihuacan, que para mi es una gran satisfacción, le dará más cohesión, porque sus tamaños estarán más al alcance para que el Obispo en cada una de ellas, en Teotihuacan, Mons. Francisco Escobar, y aquí en Texcoco mi sucesor, puedan conducirla con un mayor acompañamiento personal en todas sus tareas.
Ese es mi deseo y agradecimiento a quienes han estado conmigo en estos casi doce años, que sepan que siento una emoción muy grande; es una tristeza cuando tiene uno que despedirse pero cuando uno se despide con la satisfacción de haber dado lo mejor que podía dar, se siente bien. Creo que Dios va a premiar y a hacer que esta Diócesis sea una Iglesia muy viva y participativa.
MTI / Texcoco Mass Media / Abril Villanueva