Editorial
En días pasados, Su Santidad Benedicto XVI ha nombrado, en sustitución de Mons. Alfonso H. Robles Cota, a Mons. Ricardo Watty Urquidi como nuevo Obispo de Tepic. Nuestro nuevo Pastor deja la titularidad del Obispado de Nuevo Laredo, Tamaulipas, para encabezar a la Iglesia diocesana que peregrina en Tepic, sumándose así a la labor episcopal que tan atinadamente Mons. Robles Cota venía realizando, quien no dejará de participar en la vida eclesial de esta diócesis, pues ahora fungirá como Obispo Emérito.
A menudo se piensa que la juventud y la fuerza bastan para llevar adelante cualquier empresa, que sólo se necesita empuje y garra para hallarle salida a los inconvenientes y retos que se nos plantean a cada paso dado. Pero nada más alejado de la realidad, y para muestra basta un botón: Mons. Watty Urquidi a la edad de 70 años ha asumido la enorme tarea de conducir pastoralmente a una diócesis entera, una porción de la Iglesia Universal que requiere de sus conocimientos y de su experiencia en el ministerio episcopal, pues la Diócesis de Tepic, en esta primera década del tercer milenio, se ve aquejada por numerosos problemas que merman su vida espiritual y en no pocas ocasiones los fieles acaban renegando de su fe y alejándose de su Madre, la Iglesia. En este sentido, la labor que se le avecina a Mons. Watty Urquidi es de una enorme estatura, pero al mismo tiempo estamos ciertos de que su estatura espiritual le habrá de alcanzar para esto y mucho más.
En esta ingente tarea Mons. Watty Urquidi no habrá de estar solo, sino que nosotros, como fieles creyentes de esta comunidad de Tepic, habremos de acompañarlo y brindarle nuestro apoyo en todo momento, pues no es tiempo de escatimar la buena voluntad y el compromiso con nuestra Iglesia, con Jesús y su propuesta de cielos nuevos y tierra nueva, sino de unirnos, de sumarnos, de darnos a los demás en el sentido en el que la hoy beata Madre Teresa de Calcuta tanto pregonaba en vida: “Hay que dar, pero dar hasta que duela”.
Es cierto que nuestra diócesis enfrenta hoy enormes desafíos que no pueden esperar, que se agudizan cada día ante el avance del protestantismo y otras tantas confesiones, ante el posicionamiento e influencia de las manifestaciones secularistas, del hedonismo como modo de vida a cualquier nivel y a toda edad, de la competencia y el feroz mercado, de los oasis carentes de sentido y trascendencia que se encargan de crear y pregonar los medios de comunicación; Mons. Watty Urquidi, consciente de esta situación, se dará a la tarea de acometer con mesura y valentía estas asignaturas pendientes, esperanzado en que los fieles de toda la Diócesis de Tepic harán cada uno su parte, depositando su confianza en nuestro Padre Dios y en sus designios, a fin de librar esta batalla que se plantea difícil y arriesgada, pero que nos señalará el camino para alcanzar la Vida Eterna.
Por todo ello, digamos confiados en las decisiones del Señor y en la fuerza de su Espíritu, “bendito el que viene en el nombre del Señor”. ¡Bienvenido a la Diócesis de Tepic, Mons. Ricardo Watty Urquidi!