Hay que admitirlo, gracias al Internet esto es un poco más llevadero. «Aunque no podemos estar cerca, podemos estar juntos». Así termina la publicidad que Vodafone Italia hizo a pocos días de comenzar la cuarentena en la que hoy está sumergido casi todo el mundo. ¡La idea es excelente!
El video muestra a muchas personas haciendo a través de Internet, cosas que antes acostumbraban hacer personalmente, y nos recuerda que Internet puede ser una gran herramienta de encuentro y cercanía en estos tiempos que nos toca vivir.
Oh, querido Internet
Muchos especialistas, en los últimos años, han advertido de los peligros y dificultades de Internet, y tienen mucha razón en hacerlo. Internet, como toda herramienta poderosa, también tiene grandes peligros, como la adicción a las pantallas, y otras aledañas (ludopatía o la compulsión a jugar por dinero, adicción a la pornografía, adicción a las consolas, y un prolongado etcétera).
Como diría el tío Ben de Spiderman: «Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad». Entonces, como dije, los especialistas nos advirtieron durante años de los peligros, que siguen estando ahí, y son bien reales y tangibles. Tanto en ordenadores como en móviles.
Pero tanta advertencia sobre los peligros de Internet nos hizo perder de vista los usos beneficiosos que también puede tener, o ponerlos en segundo plano y desestimarlos. Como casi todas las herramientas que existen, las podemos usar bien o las podemos usar mal, e Internet no es una excepción.
Mucha gente desiste de usar Internet por los peligros que conlleva, y deciden apartarse del mundo tecnológico, como si fuera una herramienta de satanás para dominarlos.
Una pandemia… ¿Una oportunidad?
Hoy nos encontramos frente a un problema que nadie, ni en su pesadilla más temerosa se hubiera atrevido a anticipar: encerrada la humanidad en sus casas. Nos enfrentamos a un virus para el que, de momento no hay vacuna, que tiene un peligroso período de incubación asintomático, y que provoca la muerte dolorosísima por asfixia de aquellas personas que lo padecen.
Y de pronto, la libertad que dábamos por sentada, la libertad de salir de mi casa y dar una vuelta o salir a correr, ¡hasta la libertad de trabajar! se han convertido en la excepción y no la regla. Estamos todos atemorizados, metidos en nuestras casas, y muchas veces sin saber qué hacer.
Pues bien, lo que tiene de fantástica esta publicidad es que nos muestra todos los buenos usos que le podemos dar a Internet. Para que a pesar de no poder estar cerca, podamos estar juntos.
Gracias a que tenemos Internet podemos hacer videollamadas, videoconferencias, clases online, y muchas, muchísimas cosas más que significan que puede ser usado bien. Como una herramienta fantástica para mantenernos conectados y productivos, para sentirnos más cerca a pesar de las restricciones de circulación que hay en todo el mundo.
¡La capacidad de donarnos no está en cuarentena!
Y no solo eso, esta pandemia nos ha recordado la capacidad de reinvención y de resiliencia que tenemos los seres humanos. Muchas personas que tenían nulo o escaso interés por la tecnología, de pronto se están convirtiendo en expertos en la difusión de contenidos.
Pienso en los miles y miles de párrocos que han montado un pequeño estudio de teledifusión en sus parroquias, y que hoy llevan, mediante Internet, la Santa Misa a muchísima gente. O en los movimientos y agrupaciones religiosas que han aprovechado para hacer de esta gran crisis una gran oportunidad de difusión de su trabajo.
Ofrecen retiros espirituales, cursos de formación para líderes, charlas teológicas y un sin fin de iniciativas geniales que están poblando las redes de grandes contenidos.
A grandes males, grandes remedios
Encontrar iniciativas que nos ayuden a sacarle provecho a nuestro tiempo y a enriquecer nuestros conocimientos, es una de las grandes oportunidades que nos brinda este aislamiento. Me siento encantado de que estén surgiendo tantas iniciativas al rededor del mundo. Tal vez en esta cuarentena nos hemos dado cuenta de los dones que teníamos guardados.
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El papa Benedicto nos anticipaba todos estos buenos usos de la tecnología cuando preparaba la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2010, y nos decía:
«En verdad el mundo digital, ofreciendo medios que permiten una capacidad de expresión casi ilimitada, abre importantes perspectivas y actualiza la exhortación paulina: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16). Así pues, con la difusión de esos medios, la responsabilidad del anuncio no solamente aumenta, sino que se hace más acuciante y reclama un compromiso más intenso y eficaz».
Así que recuérdalo, aprovecha este tiempo. Anímate a investigar, estudiar, aprender, descubrir y fortalecer tus conocimientos de la mano del Internet, pero también del Espíritu Santo. 😉