Aún de jóvenes hay que saber mirar al futuro

Los jóvenes casi nunca miran al futuro. De jóvenes vivimos “al día” y no nos preocupamos por lo que será de nosotros en uno, tres, cinco o diez años. Esa falta de planificación o carencia de ver a futuro, tarde o temprano nos termina consumiendo cuando cosas que vemos muy “simples” comienzan a convertirse en vitales.

Planear el futuro

Entre los 13 y los 16 años nuestra visión de la vida se reduce a escasas cosas. Ni nos pasa por la mente elegir una vida profesional, aprovechar el tiempo libre haciendo cosas que nos gusten, practicar algún deporte o alguna otra cosa de provecho. Es hasta después cuando nos damos cuenta de lo importante que es contar con un plan de vida, establecer metas y poco a poco cumplirlas.

Siempre que realicemos algo, sea lo que sea debemos de ver el beneficio que obtendremos en un futuro. Tenemos que pensar a futuro siempre, aún más en nuestra juventud, para no lamentarnos en unos años y preguntarnos, “¿qué hubiera pasado si…?”. Ver más allá es lo que siempre nos cuesta.

Plan con espiritualidad y profesión

A ti, joven que estás leyendo este artículo, te invito a realizar un plan de vida, pero uno bien hecho, que no sólo incluya lo que estudiarás o lo que quieres hacer en unos años, sino todo lo que tenga que ver con tu vida. Cuando yo tenía 14 años comencé a asistir a un grupo católico, al principio solamente por ir, pero poco a poco me di cuenta de que ese grupo era una escuela, no como las que conocemos, no una primaria, secundaria o preparatoria; sino una escuela de fe, una escuela del buen católico. Durante mi estancia he aprendido muchas cosas de Dios, de la Iglesia, e incluso de mí mismo que estoy seguro no hubiera aprendido en ningún otro sitio. Ese grupo fue parte de mi plan de vida espiritual, lo sigue siendo y lo será siempre. Es por eso que tenemos que abrir nuestra planificación más allá de lo que sólo creamos que es la vida.

Claro está que el ámbito escolar es importante también, que será la base para muchas otras puertas. Tenemos que clarificar qué es lo que queremos, a qué queremos dedicarnos y cómo lo queremos lograr, y conjuntar un solo plan. Plantear un objetivo soñador, pero también métodos para lograrlo. Piensa, medita: ¿qué es lo que quieres para ti?, ¿qué sabes hacer?, ¿en qué eres muy bueno y en qué quieres mejorar?, ¿qué puedes hacer para ser una mejor persona, tanto para ti, como para los demás? Todo eso tiene que ver con tu plan de vida.

Amar y servir como plan de vida

Te extiendo la invitación a que no hagas planes solamente por hacerlos, te invito a hacer un objetivo, una meta a lograr para que sepas cuándo y cómo la conseguirás. Tu plan de vida debe de incluir los ámbitos sociales, escolares, espirituales y familiares. Qué es lo que quieres de tus amigos, cómo planeas ayudarlos, servirlos; después de todo, son parte importante de tu vida. Al hablar de la escuela, hay que ver todas las cosas que puedes aprender, no sólo lo que se te enseñe, sino lo que te guste y apasione. Deportes, música, lectura, matemáticas, cualquier cosa que te guste basta para poder desarrollarla, y para poder rendir al máximo en la carrera de tu elección. El punto más importante es el espiritual: debes comprender que sin la ayuda de Dios somos poco o nada; hay que aferrarnos a Él y aprender todo lo que podamos, enseñarnos a amar a los demás y a servirlos. Con todo lo dicho, estoy seguro de que tu plan de vida estará más completo que nunca.

 

Jorge Arturo Arellano del Águila

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Comentarios al autor: (jorch1910@gmail.com)

 

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