Los seres humanos somos curiosos por naturaleza, y temas como el de las llamadas “ciencias ocultas” (que, por cierto, no son ciencias), suelen despertar el interés de muchas personas, interés a veces inofensivo, pero ¿qué pasa cuando una persona toma una decisión de vital importancia con base en lo que dictan las estrellas, el zodiaco o siguiendo las recomendaciones del hechicero? Podemos pensar que cada quien tiene sus razones, pero ¿cuáles pueden ser esas razones? La explicación la podemos encontrar en los orígenes de las civilizaciones.
Buscando respuestas
Desde la prehistoria, la humanidad ha buscado interpretar fenómenos inexplicables: catástrofes, enfermedades y desgracias se han explicado como castigo divino o como consecuencia de las fuerzas del demonio y sus intermediarios; dichas interpretaciones han hecho posible explicar fracasos amorosos, padecimientos desconocidos, conductas perturbadas o fenómenos naturales que de otra manera quedarían sin explicación, dejando a las personas abrumadas y desprotegidas ante lo incierto.
Por lo anterior, cuando se desencadenaba un fenómeno como los antes mencionados, las personas se veían impulsadas a conjurar el mal y restablecer el orden de las cosas. Esta reconciliación se ha buscado por medio de actos mágico-religiosos.
Los “profesionales” de la hechicería
Los hechiceros eran personas con conocimientos sobre herbolaria, que preparaban bebidas para sanar padecimientos físicos y que, además de esto, realizaban cierto tipo de encantamientos (como los amarres amorosos), por lo que se les atribuían poderes sobrenaturales, de donde derivó la magia blanca, la magia negra, la adivinación, entre otros. En la actualidad, con la necesidad de explicarnos el por qué de lo inexplicable o de resolver carencias o problemas de la vida cotidiana siguen existiendo; por esto, la práctica de rituales mágicos sigue vigente.
Si usted se pregunta ¿por qué con el avance de la ciencia, cuando muchas cosas se pueden explicar y controlar, la gente sigue creyendo en este tipo de prácticas? Le preguntaría ¿quién acepta el diagnóstico de una enfermedad grave? Nadie. La persona busca nuevas opiniones, a veces incluso termina insultando al médico; el impacto psicológico de una determinada dolencia que altera la vida diaria produce una reacción de ira, y la pregunta específica entonces es: ¿por qué a mí?
Negociantes del dolor
De estas circunstancias, de la angustia y la desesperación se aprovechan muchos timadores, embusteros y negociantes del dolor, para sacar a la venta rituales, productos mágicos que curan todas las enfermedades y consiguen ganancias impresionantes.
Posiblemente usted sea de las personas que en alguna ocasión haya visitado a una bruja, un hechicero o psíquico, a alguien que le lea las cartas, que le haga una limpia con yerbas o un huevo, o a alguien que le lea la mano; o quizá sea de aquellos que dependa de lo que su horóscopo le dice todas las mañanas para empezar el día.
Si esto es así, lo probable es que usted haya acudido a estas personas porque piensa tener mala suerte en los negocios, porque el dinero no le alcanza, porque su hijo o marido no deja las drogas o el alcohol, porque no puede conseguir el trabajo que desea, porque tiene o le tienen envidia, por tener mala suerte en el amor, porque escucha voces y ve apariciones, o porque la enfermedad que padece aparentemente no tiene cura.<>
Se estima que no importa qué religión se practique en el mundo, y qué tan devota sea la gente, siempre pensaran en recurrir a las “ciencias ocultas” como una alternativa más a sus problemas sin solución aparente.
Confusiones que acaban mal
De que el bien y el mal existen no hay duda, de que el mundo espiritual existe, tampoco hay duda, pero de eso a que pongamos en peligro nuestra salud o el bienestar económico de nuestra familia a causa de una mala practica o por un consejo inadecuado, como el de un hechicero, ahí es donde sí puede haber problemas.
De acuerdo con la psiquiatría, se estima que muchos de los padecimientos que la gente tiene y los síntomas que presentan se pueden confundir con embrujamientos, posesiones y hechizos.
Tenemos el caso de la epilepsia y la esquizofrenia, que según los síntomas la gente tiende a confundirlas con posesiones de espíritus malignos; tristemente, si nos atenemos a la historia, muchas de las personas que padecían epilepsia y esquizofrenia en el tiempo medieval, les costó morir quemados vivos.
¿Cómo puede ser posible que en pleno siglo XXI, con el avance científico y tecnológico, la gente ponga en riesgo su vida consultando a psíquicos, brujos y hechiceros, que a los profesionales de la salud?
Un remedio a tiempo es lo mejor
A veces, el miedo o el dolor de enfrentarnos a una enfermedad incurable o a alguna otra situación extrema nos hace evadir la realidad y buscar la solución con un curandero.
Algunas enfermedades son curables sólo cuando se detectan a tiempo, como el caso del cáncer; otras pueden controlarse y es posible tener una adecuada calidad de vida, como el caso de la diabetes o algunos padecimientos mentales. Si esperamos a acudir a un profesional de la salud hasta el último momento, puede que ya sea demasiado tarde.
Las enfermedades físicas o psicológicas, como las adicciones, no son castigo divino; la herbolaria puede ser efectiva, pero no en todos los casos.
Recuerde, estimado lector, cuide que una limpia no lo vaya a dejar “limpio del bolsillo”, proteja su salud, a su familia y su dinero.
Centro de Integración Juvenil, AC
———
Comentarios al autor: ( citepic@cij.gob.mx )